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EL PATRIMONIO DE ALBURQUERQUE (XXX). Otros divertimentos: Los Mayos

EUGENIO LÓPEZ CANO

Los mayos o adefesios, también llamados samparipayos, consistían en muñecos de trapo, de tamaño natural, colocados en puertas o balcones, que venían a representar por lo común a tipos populares de Alburquerque.
Por lo general se les vestían con trajes que aquí llaman originales, esto es, raros o ridículos. Siguiendo las costumbres de la época, a las mujeres, digamos, que se les respetaba algo más presentándolas “bien vestida y con atuendos lujosos”; en cambio al hombre se le “preparaba” (vestirse decentemente o con ropa elegante) con harapos y prendas ridículas para provocar aún más la hilaridad.
Antiguamente los mozos, al final del día, con gran regocijo de los vecinos, acababan por pasearlos por las calles.


Hoy, aunque en pocas calles, se sigue manteniendo a duras penas esta costumbre tan celebrada en tiempos de nuestros antepasados. A diferencia de aquellos, sobre todo en los años anteriores a la guerra civil, ahora se dirigen más hacia la crítica de personajes populares de la vida nacional que todos conocemos a través de la televisión.

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Es en estas ocasiones, al igual que en carnavales, cuando el humor de los vecinos se manifestaba en toda su magnitud -ahora con menos ahínco-, ya fuera por el simple hecho de provocar la sonrisa, como regalo para quien pasara por allí, o para zaherir, en la mayoría de los casos, a personas determinadas del pueblo que, por una u otras circunstancias, eran factibles de ser objeto de escarnio (Francisco José Negrete, 2002)

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