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En las brumas del Castillo de Luna

Aureliano Sáinz

He optado por este título en función del diseño que la editorial Punto Rojo realizó de la portada del libro y al que finalmente he dado la aprobación para que pase a imprimirse. Bien es cierto que yo les envié otro diseño, pero desde el equipo de la editorial me ofrecieron una propuesta alternativa que es la que muestro, y que evoca tiempos pretéritos en los que la nobleza, los señores y caballeros medievales eran los grandes protagonistas de las historias que nos han llegado hasta la actualidad.

Quisiera aclarar que la imagen que vemos es la de la lámina completa, en la que se encuentran la portada, la contraportada y las pestañas que se doblan, por lo que la zona derecha será la portada definitiva.

Ha sido muy lento el proceso, dado que el libro consta de 60 imágenes a color, entre fotografías e ilustraciones que acompañan a los capítulos en esas 210 páginas de las que consta cada volumen. Por otro lado, el papel de las hojas es algo grueso para evitar la transparencia de la cuatricromía de las fotografías. Y si a ello le sumamos que he supervisado página a página para evitar las erratas que suelen aparecer en las maquetaciones, se puede entender la tardanza de este trabajo que me ha apasionado.

Y digo trabajo, dado que en realidad el libro consta de tres historias separadas y diferentes, pero que se complementan entre ellas.

La primera lleva por título Historia del Castillo de Alburquerque. Esta parte la he elaborado a partir de la consulta de historiadores que investigaron el proceso por el que pasó la fortaleza desde sus inicios, con Alfonso Sánchez en 1306, hasta llegar a nuestros días, en los que podemos contemplar la espléndida silueta que ahora presenta. Bien es cierto que también me he apoyado en el extenso informe que años atrás elaboré cuando desde Adepa presentamos una demanda judicial contra la hospedería que se iba a realizar. Tenía, pues, en gran medida una pieza ya realizada; solamente, había que darle una estructura narrativa y ajustar la historia de la construcción de la fortaleza.

La segunda, La lucha por conservar el Castillo de Luna, era otro de los empeños de este trabajo, ya que no podemos olvidar aquellos años de dura oposición al proyecto que había sido aprobado por la Junta de Extremadura, con el beneplácito del Ayuntamiento de entonces. En esta parte, aparecen la Asociación para la Defensa del Patrimonio (Adepa), que encabezó este denodado y desigual combate; la revista Azagala, de la que he seleccionado algunas de sus magníficas portadas en las que aparecía el castillo y que fue un medio imprescindible para la información de las actividades que llevábamos a cabo; historiadores de la talla de Edward Cooper o Francisco García-Fitz, que nos apoyaron sin fisuras; asociaciones como Amigos de Badajoz y, cómo no, todos aquellos que dentro y fuera del pueblo nos mostraron su respaldo.

La tercera lleva por título Vida y muerte de don Álvaro de Luna. Historia de 15 capítulos que fui publicando en Azagala digital antes de que llegara la pandemia a nuestro país. Es un relato que, con todo el rigor posible, llevé a cabo consultado y citando a los historiadores que me sirvieron para narrar, de la forma más amena posible, la vida del personaje más relevante, junto al rey Juan II, del reino de Castilla en la primera mitad del siglo XV.

Tal como he indicado, ha sido lento este proceso, dado que era la primera vez que yo acudía a una editorial de autoedición, puesto que quería que el libro fuera lo más económico posible para que estuviera al alcance de todo aquel que desee tenerlo. Tras consultar con la editorial Eneida, que es en la que publico habitualmente, llegué a la conclusión de que tendría que acudir a una como Punto Rojo.  De este modo, encargué y aboné una edición limitada, para que cada ejemplar, sin que yo tenga ningún beneficio, esté por debajo de la mitad de lo que tendría en una edición normal.

Sé que el cuidado con el que he llevado este seguimiento ha dado lugar a que la editorial haya dado paso a otros libros que venían detrás; pero no me ha importado.

Creo que ya en este mes tendré todos los ejemplares, por lo que podré presentar el libro en Alburquerque, contando con el apoyo del Colectivo Cultural Tres Castillos, en el próximo encuentro del consejo de redacción de Azagala.

Ha merecido la pena esta larga espera. Para mí, es un libro muy distinto a los otros que he publicado. En este caso, está destinado a la historia lejana y presente de mi pueblo, al tiempo que en él aparece una referencia muy especial. Se encuentra en el inicio, y es una dedicatoria dirigida a mis padres. En ella, se dice lo siguiente:

A la memoria de mis padres, Francisco Sáinz y Genoveva Martín, que a mis hermanos y a mí nos dieron la vida, nos educaron y nos enseñaron a querer Alburquerque.

He realizado esta dedicatoria porque creo que debemos considerar que la historia, además, la hacemos las personas, con nuestro trabajo, nuestro esfuerzo y nuestro empeño por dar lo mejor de nosotros mismos. La historia no contempla el olvido: es el recuerdo de quienes nos precedieron, también de aquellos que nos trajeron al mundo y nos enseñaron a caminar por las difíciles sendas de la existencia. Y, como una vez escribí en Azagala, la vida no deja de ser un largo río, por lo que tenemos que estar agradecidos y acordarnos de quienes fueron nuestros padres, esos que viven en nuestras memorias y a los que debemos nuestras raíces más profundas. Espero, pues, que esta obra, que nunca me la imaginé así cuando comencé a escribir sobre don Álvaro de Luna para la revista Azagala, llegue a buen puerto y no tardemos en verla en Alburquerque. También la presentaré en Córdoba y, quizás, en otros lugares que se han interesado en conocerla, por lo que es posible que se agote antes de lo que es habitual

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