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FUTURAS CIRUJANAS

ELIAS CORTÉS FERNÁNDEZ

El pasado 14 de mayo publiqué en Facebook la emoción que sentía al ver a mis nietas gemelas a las puertas de los famosos hospitales de Madrid que habían escogido para incorporarse el 1 de junio como Residentes de Primer Año a sus puestos de futuras cirujanas de Medicina General y del Aparato Digestivo: Inés el “12 de Octubre” y Lucía el “Gregorio Marañón”.

Ese día, nada más llegar a Madrid bien temprano desde Canarias, se colegiaron en el Colegio de Médicos, y luego se presentaron en los respectivos hospitales (que están bastante separados) para abordar todo el papeleo burocrático, conocer su lugar de trabajo y a sus futuros compañeros-profesores. Además, a estas criaturas les dio tiempo de ver diversos pisos de alquiler en barrios diferentes, que ya habían escogido por Internet, decidirse por uno de ellos muy bien situado y a un precio razonable (dentro de un orden, ¡en Madrid!) y, entre churros y bocatas de calamares, hacer turismo, acudir a una verbena de San Isidro, y regresar a Tenerife al día siguiente por la tarde, tras visitar algunos lugares emblemáticos: Puerta del Sol, Palacio Real, Retiro… O sea, nunca habían estado en la capital, pero con la desenvoltura que las caracteriza y los puñeteros medios actuales en los móviles o tabletas, tenían estudiadas todas las calles y lugares a visitar, los itinerarios en metro o autobuses… Así que no perdieron ni un minuto.

Volvieron a finales de mes cargadas como mulas: ropas, libros, etc.; se hicieron cargo del piso que van a habitar (D.M.) cinco años como mínimo; limpiaron, desinfectaron y ordenaron -aunque está rehabilitado y todo nuevo-, hicieron las compras necesarias, buscaron restaurantes, churrerías…, vieron la celebración del Real Madrid el día 29 en Cibeles (son madridistas forofas) y el día 1 de junio se presentaron en sus puestos con una ilusión desmedida y lógica.

Poco apoco han ido introduciéndolas en pequeñas ayudas en quirófano, preguntas sobre sus diagnósticos en los diversos casos graves que atienden, medicación a administrar, resolución de problemas, etc. Hacen numerosas guardias al cabo del mes y, como anécdota, Lucía salió una noche hacia Cáceres junto a otros residentes veteranos y un médico adjunto muy animada porque iban a realizar un trasplante de hígado, que se frustró porque al abrir a la persona descubrieron que padecía un cáncer muy invasivo y sin cura. De modo que tuvieron que regresar esa misma madrugada. 

A las dos ya les reconocen sus profesores que tienen un ánimo muy templado y las autorizan a obrar en labores reservadas para años posteriores: cortar o coser tejidos complicados… De Lucía dicen que tiene unas manos de oro y una tranquilidad ejemplar, hasta el punto de que la dejaron cerrar una pared abdominal (tras una peritonitis) y reparar una herida muy profunda por una verja clavada en un pie, algo que difícilmente permiten tan pronto. Inés sólo ha tenido oportunidad para ejecutar suturas o eliminar abscesos, y está que se muerde las uñas; pero su Residente tutor le permite recetar antibióticos y dar altas, lo cual es una rara muestra de su confianza en ella.

Ines

Por último, y para que se entienda que estas chicas no han llegado hasta aquí por arte de magia, sino de un esfuerzo continuo desde bien pequeñas, (así toda su vida de estudiantes) (más de 100 kg de libros y apuntes que ahora tienen en su piso).

Y como las conozco muy bien, sé que salvarán muchas vidas y alegrarán la existencia de muchos pacientes y sus familias. Dios las bendiga.

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