DIEGO BAS AGUADO
En los últimos años hemos visto, leído y escuchado repetidamente, imágenes, artículos, comentarios y entrevistas en distintos medios informativos locales, regionales y nacionales que hacían referencia a la grave crisis socioeconómica en la que se encuentra involucrado nuestro querido pueblo de Alburquerque por la pésima gestión realizada durante muchos años desde el Ayuntamiento. Noticias todas ellas negativas como ser considerado el municipio más arruinado de España con una deuda pública de aproximadamente 15 millones de euros, el impago de nóminas a los empleados públicos y proveedores, las deudas con la Seguridad Social, deuda millonaria con los bancos, mal estado de las calles, parques, jardines… y un sin fin de problemas heredados que perdurarán durante muchísimos años y a los que se tendrá que hacer frente con muchos sacrificios, mucho esfuerzo, apoyo y colaboración por parte de los vecinos.
Para poder saldar tan cuantiosa deuda el Ayuntamiento por sí solo no cuenta con los recursos necesarios y debe recibir la ayuda pertinente por parte de otras Administraciones Públicas que incluya un rescate, un plan económico y financiero, medidas que permitan la ampliación de pago de la deuda con los distintos organismos y entidades bancarias. Además debería ir acompañado de iniciativas que impulsen y ayuden al desarrollo del municipio como por ejemplo la instalación de alguna planta fotovoltaica u otras plantas de energías renovables, apoyar a emprendedores dispuestos a invertir en el municipio, poner en valor los recursos patrimoniales así como facilitar su conservación, potenciar los recursos humanos mediante la formación, adecuar y ampliar el polígono industrial o una mayor explotación de los baldíos con un mejor aprovechamiento de los recursos (carbón, leña, corcho, bellotas, pastos, etc.).
Proyectos y medidas que acaben repercutiendo en el tejido social alburquerqueño y que además permitan aportaciones económicas en las arcas municipales y la creación de puestos de trabajo.
Pero a pesar de tantos problemas y aspectos negativos heredados, no todo es así. Por eso a continuación me dispongo a enumerar y con ello a demostrar lo mucho positivo que tiene Alburquerque, que es un pueblo vivo y dinámico con muchos deseos de salir de esta situación adversa. Por este motivo os invito a sentiros orgullosos de ser alburquerqueños, de la gran cantidad de recursos naturales, culturales, patrimoniales y humanos que tenemos y debemos desarrollar.
Alburquerque es de los pueblos más encantadores de la provincia de Badajoz y posee un patrimonio histórico, monumental y natural extraordinario. En el plano cultural y deportivo se desarrolla una extensa y encomiable labor, tiene una rica gastronomía, un animado calendario de eventos que puntualmente se celebran todos los años, rutas senderistas que discurren por hermosos parajes… todos estos y otros muchos más son algunos de los atractivos que invitan a conocerlo y disfrutarlo. Recursos que hay que poner en valor, dar a conocer y hacer que sean beneficiosos.
Me siento muy orgulloso del Patrimonio Artístico que tiene nuestro pueblo, destacando el monumento más emblemático que es el Castillo de Luna. Esta fortaleza declarada Monumento Nacional en 1924 y Bien de Interés Cultural en 1933, es uno de los castillos más destacados de la Raya y de Extremadura. Monumento al que se le debería prestar más atención y cuidados de los que recibió hasta ahora por parte de los organismos competentes, siendo necesario hacer una rehabilitación adecuada de las partes que presentan peor estado de conservación y un puntual mantenimiento.
En el interior del castillo se encuentra la iglesia dedicada a Santa María, de estilo románico tardío y gótico, el patio de armas, la torre del homenaje, la torre pentagonal o el puente con un gran arco ojival que conecta las torres. La muralla medieval rodea el barrio gótico-judío llamado “Villa Adentro” que cuentacon bellas calles empedradas, casas con dinteles ojivales y algunas con la oquedad de la mezuzá (rollo de pergamino que contiene escrito dos versículos de la Torá y se alojaba en una caja colocada en la jamba derecha de los pórticos de las casas judías). También está la sinagoga o las Puertas de la Villa y de Valencia que eran accesos al recinto intramuros. Dentro del casco antiguo y junto al castillo destaca la iglesia de Santa María del Mercado (siglo XIV) en cuyo interior se puede apreciar la talla del Cristo del Amparo, de finales del siglo XIV, uno de los pocos cristos góticos que se conservan en Extremadura.
En la “Villa Afuera” están las iglesias de San Mateo (siglos XVI y XVII) y de San Francisco (siglo XVII). A 6 Km de la localidad se encuentra la ermita de Carrión donde se venera a la Patrona de Alburquerque, Ntra. Sra. de Carrión. Muy importantes son las pinturas rupestres del Risco de San Blas, pinturas donde destacan las figuras humanas (antropomorfas), un atractivo más para el visitante.
Magnífico patrimonio que todos tenemos la obligación de conservar para que disfruten del mismo nuevas generaciones. Según la UNESCO, el Patrimonio “es el legado que recibimos del pasado, que se mantiene en el presente y que se transmite a las futuras generaciones”. Los alburquerqueños somos herederos del legado recibido de nuestros antepasados y por tal motivo, la obligación de las instituciones, colectivos sociales y de los ciudadanos se debe centrar en investigar los bienes, conservarlos, divulgarlos y hacerlos asequibles.
Con la próxima apertura del Centro de Interpretación del Medievo ubicado en los baluartes, junto al castillo, las visitas turísticas se van a incrementar, sobre todo las excursiones organizadas por los distintos tipos de centros educativos, además de otros grupos organizados y visitantes que, antes de entrar en el castillo, van a tener la oportunidad de recibir una introducción y conocimientos sobre la época del Medievo, así como de las diferentes dependencias del castillo y las funciones que cada una desempeñaba, siendo por lo tanto un aliciente más en el conjunto de la oferta turística.
PORTADA: Fotografía de Sergio Pocostales.
Fotos de una manifestación de trabajadores por los impagos y varias del patrimonio de Alburquerque, de cerdos ibéricos (riqueza gastronómica) y la última del Centro de Interpretación en el pasado Festival Medieval, obra de Eduardo Maya, técnico en turismo.
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