Aureliano Sáinz
Tiempo atrás, me desplacé un par de veces al pueblo para llevar a la biblioteca municipal libros propios y ajenos. Muchos de estos últimos procedían de la biblioteca de la Facultad de Córdoba en la que trabajo y que aportaba una cantidad importante como donación para la biblioteca de Alburquerque.
Como agradecimiento a ese gesto generoso, me pareció de interés entrevistar a dos amigos, José Morillo-Velarde y Antonio Blanco, con muchos años a sus espaldas trabajando en el mundo del libro en el contexto de las bibliotecas universitarias, y, de modo concreto, en la de la Facultad de Ciencias de la Educación y Psicología.
El tema que les propuse, y que les pareció de gran interés, era hablar de la importancia de la lectura, de escritores extremeños y del significado de las bibliotecas públicas. Sería, pues, una entrevista a la que responderían de manera conjunta a unas preguntas abiertas.
Quisiera que comenzáramos esta charla por una pregunta un tanto aleatoria. ¿Qué novela le regalaríais por estas fechas a un amigo que no suele leer mucho?
José Morillo-Velarde. Por mi parte, lo haría con Terra alta de Javier Cercas para iniciarlo en la trilogía de ese mismo autor que sigue con Independencia y El Castillo de Barbazul. Me parece que a un lector nuevo hay que ofrecerle una continuidad de sus lecturas y esta trilogía puede ser una buena rampa de despegue.
Antonio Blanco. En mi caso, cuando era un niño, entendí la lectura como un método infalible para viajar, ya que podías ir a cualquier sitio y elegir tus compañeros de viaje. Esa idea de la lectura como un viaje interior a partir de una expedición exterior es la que narra el escritor polaco Ryszard Kapuściński en su libro Viajes con Heródoto, que a mí siempre me ha gustado.
Demos un salto a mi tierra: Extremadura. Sé que habéis leído a Luis Landero, por lo que os pregunto sobre el valor de Landero dentro de la narrativa española actual.
J. M-V. Luis Landero es un autor clave del último tramo del siglo XX y lo que llevamos del XXI. Sus Juegos de la edad tardía me descubrieron a un autor español cuyos planteamientos y personajes se vinculaba con lo que se había estado haciendo al otro lado del Océano Atlántico. ¡Qué menos se podría esperar de un autor extremeño!
A. B. Para mí, Luis Landero es un autor fundamental de la literatura española de nuestro tiempo. Su obra, en mi opinión, está basada en el lenguaje de los sentimientos. De él leí El mágico aprendiz, la historia de unos antihéroes liderados por Matías Moro un anodino asesor jurídico.
En Alburquerque se celebra, desde hace nada menos que 32 años, el premio “Luis Landero” de narrativa corta entre jóvenes que estudian bachillerato. En este año, lo recibió una estudiante de Ceuta. ¿Creéis que el bachillerato es el momento idóneo para fomentar la escritura o hay que comenzar antes?
J. M-V. La afición por leer empieza en el hogar, sobre todo, aunque no exclusivamente, por imitación. Sin ese empujón es mucho más difícil. En todo caso, cuanto antes mejor. El problema es que se asocie la lectura exclusivamente con el estudio, con una asignatura y se la desposea del elemento lúdico fundamental para que se consolide como una actividad cotidiana. Creo que es muy difícil que un adolescente al que se le obligue a leer y comentar El Cantar del Mío Cid, El Quijote o Campos de Castilla y, además examinarse de ellos, obtenga una satisfacción tal que le impulse a ir voluntariamente a una librería o una biblioteca para buscar un libro con el que disfrutar en vacaciones. Considero que la animación a la lectura es otra cosa y sería más productivo separar ambas actividades.
A. B. Por mi parte, fomentar la lectura y la escritura es una labor que habría que hacer ya en la niñez, en las casas. Antes se hacía de este modo, posiblemente porque era la manera de entretenernos (“anda niño, ponte a leer”). Ahora hay muchos estímulos diferentes y los canales a los que se llega a la lectura y a la escritura son muy variados y, en algunos casos, bastante deficientes. Aun así, siempre es buen momento para fomentar tanto la lectura como la escritura, pero el hacerlo desde edades tempranas es la clave para que el hábito se consolide, y un método de fomentar la lectura a esas edades es el ejemplo: que los niños y niñas vean a sus padres leer, pues ellos tenderán a aprender por imitación.
Aparte de Luis Landero, ¿conocéis a otros escritores extremeños?
J. M-V. El propio Javier Cercas que acabo de citar, que, aunque afincado en Cataluña, no puede olvidarse de sus orígenes y Extremadura es una referencia en muchas de sus obras. También, Dulce Chacón, tristemente fallecida tan joven y, cómo no, a los clásicos: Meléndez Valdés, Gabriel y Galán o Espronceda.
A. B. De igual modo, yo citaría a Javier Cercas. También conozco a Espronceda y a Dulce Chacón de la que he leído La voz dormida, adaptada al cine posteriormente por Benito Zambrano.
Pasemos a los jóvenes y al mundo del libro. Si tuvierais que explicar las ventajas que ofrece la lectura a un adolescente, ¿qué le diríais?
J. M-V. Una pregunta difícil. Creo que se empieza a leer, tal como ha dicho Antonio, por imitación y no por consejo, por lo que dudo algún adolescente comenzase a leer por un consejo mío. De todos modos, contesto a tu pregunta y le hablaría sobre los mundos, las épocas, los personajes tan distintos que podría conocer. Sus diferentes respuestas a los desafíos que la vida plantea, la posibilidad de identificarse con esas respuestas o con las contrarias. La abstracción de lo que le rodea, la posibilidad de elaborar respuestas personales y únicas a cuestiones que se le plantearán con la lectura. En definitiva, la construcción de una personalidad única y singular sobre los cimientos de lo que ha leído ¿hay algo más característico de un adolescente que la voluntad de ser único?
A. B. La lectura supone un recorrido exterior ficticio o real, pero principalmente es un viaje interior constante, una manera de alcanzar una cierta estabilidad emocional. Ese viaje, la emoción del adentrarse, requiere un aprendizaje. Es la ventaja esencial de la lectura que he encontrado, la que siempre trato de transmitir a mi interlocutor independientemente de su edad.
Ya os he comentado que la biblioteca pública de Alburquerque se encuentra en la Casa de la Cultura Luis Landero, al tiempo que os he referido su actual situación. Pero vayamos al principio. Os pregunto: ¿cómo nacieron y qué funciones pueden tener hoy las bibliotecas públicas en un mundo digital como el que ahora vivimos?
J. M-V. Tradicionalmente las bibliotecas públicas han representado dos papeles fundamentales. Por una parte, el formativo, en Inglaterra surgieron y de desarrollaron en torno a las parroquias como parte de la formación que se ofrecía a los obreros para su desarrollo personal; por otra, han sido símbolo de libertad en las que el lector podía seguir su propio itinerario lúdico o formativo eligiendo sus lecturas por sí mismo o, si así lo deseaba, con el apoyo, nunca imposición, del bibliotecario.
Ambas funciones se complementan con el elemento económico ya que leer en ellas es gratis y con el socializador, se lee o se estudia en compañía de otros.
Hoy es posible hacer todo esto sin acudir a la biblioteca. Internet nos ofrece millones de páginas que leer, desde todos los puntos de vista y, muchas de ellas, gratuitamente.
Sin embargo, se pierde uno de los valores de la biblioteca pública que es la selección. Lo que hay en la biblioteca está ahí porque alguien lo ha puesto ahí y ese valor de selección sirve para dar una confianza al lector: si el libro está en una buena biblioteca pública, digital o en papel, es que vale la pena leerlo a diferencia de lo que uno puede encontrar en Internet que puede ser muy valioso pero que también puede no serlo.
De todos modos, es urgente que la sociedad en general, los bibliotecarios y las autoridades reflexionen sobre el papel de la biblioteca en nuestro mundo y adopten las medidas cuando todavía estamos a tiempo. Construir magníficos edificios está muy bien, pero convendría revisar sus objetivos, el contexto en el que se crean y establecer un diálogo con la sociedad para dar respuesta a sus necesidades.
A. B. Las bibliotecas públicas tienen unas funciones claras que se derivan de su carácter de servicio esencial para el desarrollo personal y, entre las que yo destacaría, la de garantizar a los usuarios el acceso a la información en general previa planificación. El mundo digital es un instrumento del que las bibliotecas públicas han de hacer uso para ese fin, de carácter general, del que se derivan otros como pueden ser las actividades de alfabetización, promover hábitos de lectura, el uso de sus fondos, etc.
A mí me preocupa mucho que la mayoría de los alumnos universitarios que tengo no lea libros, dado que esta lectura ayuda a aislarse, a reflexionar y a concentrarse. Os puedo decir que las mejores calificaciones las tienen quienes son buenos lectores. Enlazando con esto quisiera que me indicarais cómo se podría potenciar el valor y la asistencia a las bibliotecas públicas.
J. M-V. Como decía antes, con un proyecto de futuro y altura de miras, dando respuesta a lo que la sociedad demanda. De momento, ofreciendo colecciones atractivas y seleccionando buenas obras. El modelo podría ser el de las librerías o, dicho de otro modo, el de los anticuarios y no el de los chatarreros. Hay que seleccionar lo que se ofrece y mostrar en primer lugar lo seleccionado, el resto está bien en los depósitos. El exceso de libros en las estanterías de libre acceso, muchas veces poco atractivos cuando no sucios o deteriorados hace muy poco por atraer al lector.
Por otro lado, las nuevas tecnologías y en concreto las redes sociales pueden hacer mucho por la difusión de servicios y colecciones. Los clubes de lectura en diferentes niveles y con diferentes funciones: atraer a la lectura a quienes todavía no leen, consolidar a los lectores, descubrir nuevos enfoques o profundizar en los clásicos.
Para cerrar esta charla y agradeceros vuestro interés y cordialidad, ¿os imagináis un mundo sin libros?
J. M-V. No, aunque no hay que descartar que en el futuro se consoliden formas de comunicación diferentes y no necesariamente peores.
A. B. No, yo tampoco me lo puedo imaginar. Desde el ‘libro oral’, pasando por la piedra, la madera, las tablas de bambú, el papiro…, hasta llegar a los soportes que hoy cambian a tal velocidad que hablar de ‘ebook’, o libro digital, podría ser demodé, la historia de la humanidad está unida a él. El soporte es lo de menos, en mi opinión.
Foto de portada: Manuel Ponferrada
Hits: 50
Sé el primero en comentar