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UNA GALA AUSTERA PERO SOLEMNE

Las voces de Miguel Barbellido, Feli Pardo y su hija Gema, que entonaron el himno de Extremadura interpretado por la Banda de Música de Alburquerque, iniciaron la ceremonia celebrada ayer en la plaza, donde la comitiva solemne entró precedida por cuatro niñas vestidas con el traje típico extremeño.

  El escenario era austero, como marcan los tiempos actuales en Alburquerque, porque en el ayuntamiento no hay dinero ni para comprar macetas, pero lo importante eran las personas y su simbolismo: un pregonero de lujo, unas chicas que representan a las jóvenes alburquerqueñas y un día, el de Extremadura que coincide con el de la patrona de nuestra villa.

  Los presentadores del acto fueron los mismos de siempre, Pablo Cordovilla, quien recordó las palabras de Luis Landero el día anterior, muy críticas contra los políticos que han ninguneado a nuestra región con el tren, y leyó el amplio y prestigioso currículo del pregonero, el doctor Bueno Llarena, Paco para todos, y son decenas y decenas de amigos y de personas que le han pedido apoyo en los momentos más duros de sus vidas. Por su parte, Loli Barroso se encargó de presentar a la reina, Elena Pocostales, y las damas de honor: Arantxa Tarrat, Blanca Casquero, Elena Rubiales y María Cortijo. También estuvo presente la reina saliente, que ostenta la corona desde las fiestas de 2019, Clara Maldonado.

  Aunque ya publicaremos íntegramente el pregón de Paco Bueno en la edición impresa de AZAGALA, con palabras fueron temblorosas al principio, fruto de la emoción y la sensibilidad que acompañan a este paisano bueno, como consta en su apellido, decir el pregonero no leyó el texto sino que sus palabras fueron saliendo de su corazón. Hizo una semblanza de la historia y el patrimonio de Alburquerque, así como del discurrir de su vida en el pueblo, su niñez, su adolescencia, sus estudios aquí y luego en la universidad… Se detuvo en su primer gran amor, su esposa Coro, a la que citó emocionado, que le dio los tres hijos que consolaron su existencia tras la desolación de la pérdida de su esposa. Y, por fin, encontró el regazo de otra mujer, su segundo gran amor, Raquel, quien le curó las heridas, aunque lleve en la memoria el dolor por el hachazo que le dio la vida.  

  Su intervención fue aclamada por la multitud que llenaba la plaza de España y alrededores y, al contrario que en años anteriores, no se escuchaba el murmullo a veces insoportable de los espectadores, sino que el silencio era absoluto. Al finalizar, llegó la imposición de bandas, la entrega del ramo de flores y la difícil colocación de la corona por parte de la reina saliente a la nueva. 

  Minutos antes, tras finalizar el pregón, Loli Barroso anunció que el alcalde Manuel Gutiérrez entregaría una placa al pregonero, pero este tuvo la deferencia de dejar que fuera Raquel del Pozo, quien lo hiciera. No sería el único gesto de generosidad del primer edil, sino que, durante el baile final, tras los primeros compases con la reina, invitó a su padre a que siguiera bailando con Elena Pocostales. En ello se nota el cambio en la cesión del protagonismo, que antes ostentaba con absolutismo el ex alcalde.

   Y fue así, con el baile acompasado al ritmo que marcaba la Banda de Música, como terminó la gala principal de las fiestas en honor a la patrona, la Virgen de Carrión.

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