Ha transcurrido una semana desde que Ipal y PSOE, en coalición, sacaran al vadillismo del ayuntamiento y han sido unos días muy intensos para los siete ediles que quedarán en la historia de Alburquerque, sobre todo para Gutiérrez y Prieto, quienes en este corto periodo de tiempo han visitado más despachos y hecho más gestiones que Murillo y Vadillo en el último año para sacar al ayuntamiento del pozo oscuro. Sus ediles también han visitado los servicios municipales para ver en las condiciones que se encontraban.
La verdad es que el nuevo alcalde y el primer teniente de alcalde han encontrado las puertas abiertas de todas las administraciones provinciales y regionales y eso va ser providencial para sacarnos de la gravísima situación en que nos ha dejado el dúo Murillo-Vadillo y sus comparsas. Además, como informaron nuestros compañeros de la RCA, Prieto y Gutiérrez convocaron a los trabajadores y nunca se habían congregado tantos desde que comenzaron los impagos. Tanto es así que nos reconocían dos de ellos que a algunos de los asistentes ni siquiera los conocían y, mucho menos, sabían que trabajaran para el ayuntamiento. En este mismo sentido, varios empleados municipales nos decían que la gran mayoría del personal está dispuesto a arrimar más que nunca el hombro para así contribuir a la solución.
No obstante, y en eso empezaron también con buen pie Manuel Gutiérrez y Juan Carlos Prieto, ambos quedaron claro que las cosas no se van a solucionar de un día para otros, ni prometieron lo imposible, ni por supuesto vendieron humo, algo a lo que nos habíamos acostumbrado durante muchos años por el vadillismo.
Esa primera semana de dura tarea la han trabajado por amor al pueblo, porque ninguno cobra del consistorio, y han restado tiempo a sus familias para sentar las bases de un problema que no es de ellos, sino de todo un pueblo.
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