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CARTA A AZAGALA: “Un millón de gracias, alburquerqueños”

ENGRACIA BORRIÑO PAJERO

Queridos lectores… No. Queridos amigos y amigas:

Muchos de vosotros os preguntaréis el motivo que me lleva a dirigirme a vosotros a través de este medio. Y es que necesito comunicaros que he tomado una decisión, y, como la mayoría de las decisiones de la vida, aunque abracen con ilusión y ganas, lleva una carga de tristeza. Que la vida pasa rápida no le es ajeno a nadie pero hoy, recordando cuando llegué aquí por el año 2009, se me hace impensable que esta etapa, que se me ha hecho un suspiro, haya durado 12 dichosos años. Llegué llena de nervios y sin saber lo que me iba a encontrar, pero tuve la inmensa suerte de descubrir un pueblo acogedor y amable, y no puedo sino agradecer que todos y cada uno de vosotros me hicieseis sentir en casa desde el primer día. Con el devenir de los años, la relación entre la cartera y vecino se fue ensanchando hasta convertirse en amistad, una amistad duradera que persistirá aunque no esté con vosotros.

Me hubiera gustado despedirme de todos y cada uno personalmente, pero tengo el convencimiento de que la emoción no me lo habría permitido. Han sido 12 años maravillosos de felicidad laboral, que me hacía salir todos los días de mi casa contenta para realizar un trabajo que me gustaba y me gusta: cumplir, junto con mis compañeros, con el servicio postal que tanto os merecéis. Quiero deciros que han sido muchos días de frío, calor, lluvia, cansancio y todo lo que podáis imaginar, pero siempre he intentado desempeñar mi labor con la mejor de mis sonrisas y sentido del humor, tratando de conoceros y prestaros un servicio cercano. Pero todo en la vida acaba.

Ahora he decidido elegir un nuevo destino. Me toca descubrir un nuevo pueblo, gente nueva, nuevas calles… volver a empezar de cero. Me traslado a La Codosera. Aunque es algo que he elegido, me entristece dejar de ver a diario vuestras caras, no poder pararme a charlar con vosotros ni responder a algún saludo efusivo. Pero me voy con la esperanza de que, al estar tan cerca, no perderemos el contacto y siempre podremos saludarnos.

No puedo terminar sin recordar y agradecer a los muchos compañeros que han pasado y continúan en la oficina del pueblo. Con ellos he crecido como profesional, entre bromas y risas, sintiendo que formaba parte de algo, de un proyecto colectivo por el que trabajar en equipo, equipo que Jaime siempre ha sabido capitanear desde la cercanía. Muchas gracias a todos vosotros, compañeros.

Ilusionada, pero con toda la pena del alma, os mando un abrazo y un hasta luego, porque ME NIEGO a que esto sea un adiós. Alburquerque, alburquerqueños, un millón de gracias a todos.

 

Engracia Borriño Pajero

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