Por AURELIANO SÁINZ
Hace ya un año, exactamente el 2 de septiembre de 2019, apareció en estas páginas digitales un breve artículo que lo titulé Judit & John. En él comentaba la actuación que habían tenido Judit Pintor y The Polers a la entrada de La Ermita. El comentario lo realizaba a partir del vídeo que se había colgado en la red, puesto que no pude estar presente al no haber tenido noticia de la actuación hasta pocos días antes, lo que no me fue posible planificar el viaje a Alburquerque.
La voz de Judit me pareció magnífica, espléndida, que recordaba a las grandes damas del R&B y del soul como fueron Janis Joplin o Amy Winehouse. Sin embargo, la canción que Judit cantaba y que quedó registrada para que todo el mundo la viéramos era Have you ever seen the rain? (¿Has visto alguna vez la lluvia?) del grupo The Creedence Clearwater Revival liderado por John Fogerty.
Me encantó la voz y la soltura con la que Judit desgranaba la canción arropada por la experiencia musical acumulada por los miembros de la banda que la acompañaban.
Al día siguiente, mantuve una charla por teléfono con Pablo Boza, buen amigo, profesor y músico trashumante de muchas bandas, que ahora se ha embarcado en narrarnos las historias de los grupos que han transitado por los parajes del pueblo. A Pablo le remarqué que cuando volvieran a tener otra actuación en Alburquerque me avisara con antelación, pues allí estaría y no me perdería verlos en directo.
El problema que entonces asomaba era que en pocos días se comenzaría el curso universitario y Judit se desplazaría a Salamanca para iniciar sus estudios en su histórica Universidad, por lo que de momento no iba a ser posible. Habría que esperar a otra ocasión.
Pero lo que no podíamos imaginar es que meses después nuestro mundo iba a dar un verdadero vuelco, ya que llegaría una epidemia de un lejano país de Oriente que nos tendría confinados dos meses y medio. La actuación en directo ya no era factible, habría que esperar a los días en los que entremos en una verdadera normalidad y vuelvan las actuaciones en vivo, y, a ser posible, sin mascarillas por medio.
A pesar de ello, volvió a asomar el recuerdo de Judit y de la citada canción un día del confinamiento, en el tiempo en el que estuve ejerciendo de DJ de barrio. Sería una tarde en la que una lluvia intensa había hecho acto de presencia en Córdoba, por lo que se me ocurrió que las canciones que pondría aquella tarde-noche estarían relacionadas con la lluvia, comenzando como preludio, cómo no, con el inolvidable tema de la Creedence.
Se acabó el confinamiento y entramos en una rara normalidad. Con agobios e incertidumbres nos amoldamos a esta situación a la espera de las vacunas. En estos días, he recibido el número 115 de Azagala y me llevo la grata sorpresa de que en sus páginas finales aparece una entrevista que le hace Francisco Luis Gutiérrez a Judit y en la que manifiesta que su canción favorita de todos los tiempos es Maybe de Janis Joplin.
¡Janis Joplin! ¡Pero si la gran cantante blanca de voz negra y desgarrada murió el 4 de octubre de 1970, hace nada menos que cincuenta años! ¿De dónde sale su admiración por una mujer que falleció muy joven, con solo 27 años, víctima de una sobredosis de heroína?
Apelo a la memoria y recuerdo que yo también, en aquellos años, era un estudiante universitario que admiraba a la cantante estadounidense que hacía una versión impresionante nada menos que de Summertime, perteneciente a la ópera Porgy & Bess del compositor George Gershwin.
Estábamos a finales de la década de los sesenta. Época que vio nacer el movimiento hippy en Estados Unidos y que comenzaba a extenderse también en Europa. Tiempo de auge de los jóvenes que se identificaban con una música propia y con aquellos conciertos en los que se rechazaba la intervención estadounidense en la guerra de Vietnam. Se predicaba, por decirlo así, un mundo de ‘paz y amor’ (aunque con el enorme error de conectar con las drogas más duras que segó muchas vidas jóvenes).
Me imagino que Judit conocerá todas las canciones de Janis Joplin, pues en su corta vida, como la de Amy Winehouse, grabó muy pocos discos en estudio. Entonces, ¿por qué prefiere Maybe y no Summertime en la que la voz de la cantante de Texas adquiere un desgarro impresionante; o, quizás, Try, en la que los miembros de The Polers la podrían acompañar como voces de fondo; o mi favorita Me and Bobby McGee, que siempre me ha acompañado, fuera en su voz o en la del cantante canadiense Gordon Lightfoot?
En fin, son preguntas que me hago porque una joven de Alburquerque, con una voz poderosa, se atreve con un amplio y variado repertorio y sin miedo de acercarse a ese mito que fue Janis Joplin.
Como profesor universitario, sé que Judit pertenece a una generación de chicas responsables y entusiastas, aquellas que entienden que el mundo también es para ellas, aunque son conscientes de que los logros tienen que ganárselos a pulso, dado que, a pesar de los avances tenidos, lo tienen un tanto más difícil por el hecho de ser mujeres.
Cierro estas páginas deseándole lo mejor, que le vayan bien sus estudios en Salamanca, que siga con ese entusiasmo que manifiesta y que continúe madurando musicalmente a partir de esa magnífica voz que tiene, dado que el horizonte que se despliega delante de ella es muy amplio a su edad, en la que los sueños y los proyectos son la base de una vida cargada de grandes metas a alcanzar.
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