(A Francis Negrete, gran referente de compromiso bizarro con la sociedad actual alburquerqueña. Toda mi consideración, agradecimiento y cariño)
ANTONIO L. RUBIO BERNAL
Leyendas urbanas cuentan que por San Luis, patrón de la juventud, un humilde colaborador de Azagala, emigrante enamorado de la villa que le vio nacer, una buena tarde cogió papel y pluma y, arrebujándose la manta a la cabeza, probó fortuna en el género del relato. Y logró esto.
¡“Oídme todos, os traigo frescas noticias, llamadas también “de lo que se chinchorrea”. Nosotros, los aborígenes, a los que nos parieron aquí –apareció pregonando, después de hacer sonar su pito, un tal Negrete, de tez morena, conocido también en el lumpen por “el de la gata”-, bien sabemos lo que acaeció por 1995 de la era cristiana, cuando el gerifalte de por entonces llevó a cabo la mayor oposición que mente humana pudiese concebir: férrea, tenaz, inflexible, razón por la que fronteras traspasó su fama como rival y allende los mares llegaron los ecos. Tal fue su dureza en los envites que a los adversarios del mapa local barrió, causando el clamor de la gente que a voz en grito vociferaba: ¡Viva, viva forever nuestro Libertador!¡Rompamos las cadenas!”!
El pregonero, hoy bautizado nada más y nada menos como “el creador de noticias” -“news creator”, en otra lengua-, proseguía su cantinela, cual tamborilero con flauta y tamboril en mano, de la siguiente guisa:
¡“Porque haced memoria, desmemoriaos; por entonces, que no eran los tiempos de maría castaña, aquí también había calles, rejillas y baches, y se ponía de manifiesto su mal estado, pero no como ahora imputa Aparicio en la página, no, se denunciaba como mandan los cánones. Se cogía un tema, se maduraba y como el que coge la linde: cuestión en la radio, fondo en panfletos, trama en el puerta a puerta, obstinación en los bares, casa Macareno, Aceituna o Cacharro, en tropel dale que te pego hasta aburrir al personal, y por consiguiente, dejando cao al contendiente. Y qué ha quedado de aquello. ¡Decidme!, ¿qué ha quedado? Vosotros, los que presumís de que cualquier tiempo pasado fue mejor. Na; pero na de na. Los cuatro voceros azagaleños que afloran a la palestra. ¿Y sabéis por qué? Porque entonces las ruedas de prensa eran eso, lo que deben ser: ¡apisonadoras! Quedaban al contrincante para el arrastre, cual toro bravo abatido; de ahí no ya el miedo que se le tenía sino el pánico que sentían nada más oír: ¡chichi, que viene, que viene! Cual lluvia torrencial inundando de acusaciones, inculpaciones y delaciones micros y embocaduras en el bis a bis. Y justo así, señoras y señores, era la oposición de aquí por aquellos entonces; como podrá comprobar, nada que ver con la de hoy, que resulta “dulce orvallo”. Pues aun con esa, de la manga se han sacado, dado que los voceros molestan cada día más, que “por favor, callaos ya, en pro de la paz social. No seáis maléficos, sobre vuestras conciencias caerá el pecado, que os estáis cargando el pueblo”, como si no estuviese ya lo suficientemente cascado, sin necesidad de encomendarse a ningún santo, como para dar oportunidad alguna. Como en Fuenteovejuna, todos a una, cual aprisco encerrado, sin rabito a la intemperie, para no molestar a los mandamases de la villa. ¿Habrase visto jeta igual? Y aluden, buenas y malas lenguas, a cuando el gerifalte de por entonces entonaba que con tanto ruido no podíamos avanzar, y dos concejales populares, también de por entonces, fueron diana de su ira, arremetiendo después contra todos: IPAL, Adepa, Adifisa, Futbol Club y, cómo no, Azagala, la proterva –perdonen si he olvidado algún frente-. Y así forjó maneras e inauguró escuela. Llegaría su sucesora, tras salir él por la gatera, para valerse de las mismas malas y perversas artes y mañas, pues de todos es sabido que lo que bien se aprende, tarde se olvida, máxime contando con una oposición en versión “light” que de higos a brevas confecciona un escueto comunicado sobre determinado asunto, perdiendo fuelle en página digital de “la proterva” – ¡a que te gusta el nombre!-, también en la escrita, y sin aprovechar la mano tendida. Lo mismo se siente realizada; de ahí que algún mal pensado indique que la oposición se hace desde esta tarima”!
¡”Para muchos de los que invertían su tiempo en algo tan raro como fuese leer, fue un consuelo, casi un develamiento, que llegase un tal Ramiro, con lengua viperina y diciendo verdades como puños. Del político mesiánico nada creía, aun menos cuando prometía un futuro más próspero que el presente a base de libertad con igualdad -¡qué bonito, qué bien suena!-, para obtener al cabo de los años la pérdida total de libertad dentro de la enorme desigualdad reinante. Y claro está, el tal Ramiro decía que leche, se hacía cruces: pero cómo coño se puede dar crédito a lo que cabeza no tiene y de pies carece. Pero qué va, no se le creía, la gente prefería que el gerifalte de por entonces cogiera la senda de las palabras bien sonantes y de ellas, henchido todo su pecho y pregonando a los cuatro vientos lo que serviría de hazmerreir en los pueblos cercanos, llenase la plaza en intervenciones aciagas: “¡Porque nosotros construiremos una playa sin fin en Carrión! ¡Sí, en la ribera! Y los que habéis sufrido el problema de aparcamiento del buga, se os acabó la pesadilla, estacionamientos para todo chichirimundi debajo de La Alameda. ¿Me habéis oído? Imposible mejor”. Y Ramiro se preguntaba día sí y noche también: a quién pretenderá engañar, si los seres humanos en lo tocante a trabajar no sólo somos diferentes sino también desiguales. Pero todo lo del gerifalte de por entonces era remontarse a políticas que han fracasado una y otra vez aquí y allá, crear miseria para repartir pobreza a base de un clientelismo secular que lo único que ha traido ha sido déficit –dicho vulgarmente, ruina-, y subidones de tal calibre que han llevado a despreciar el papel de las empresas y el de la propiedad privada ganada honesta y honradamente con el sudor de la frente, del presente o de sus antepasados, en pro de lo que ellos califican de “social”. Y claro, el tal Ramiro con chunga replicaba: “amplio abanico me ofrecéis con un solo epíteto y diversidad de sustantivos, todos ellos con connotación partidista: política social, lectura social, compromiso social, cooperación social, economía social, y por social que no quede, para después convertirse en manejo paradigmático del Sanparamí, que viene a ser una versión más actual del “ande yo caliente, ríase la gente”!
¡”Se trataba, pues, de poner junto a un adjetivo tan sugerente –repitan conmigo: ¡social!; más fuerte: ¡social!-, el sustantivo “progreso”, como la canción de Los Pajaritos: “progresito por aquí, progresito por allá, parapán, pampimpla, parapán”, para recoger qué; la hecatombe. ¡No la muevas porque más hiede!, remachaba Ramiro a sus colegas. Ya ven, hasta en su obra para la posteridad, “Puerto de Albahacar”, repetiría: “Nunca hemos estado peor. Te subes a lo que queda de Las Laderas y escucharás el eco de sus cantos de sirena. Hasta la reina del chimpuneo –la mí pobre-, hartita de dar gloria, se ve despreciada. Hace años que debió picar billete, no sin antes expresar: ¡anda y que os den, espabilaos! Os traéis en septiembre a uno de vuestra cuerda que os dé un pregón basado en “Alburquerque, Alburquerque es cojonudo, como Alburquerque no hay ninguno”, y despreciáis así a personas de auténtica valía como Eugenio López Cano, gran conocedor de todo lo nuestro, sólo porque piensa de modo diferente. Pero os divertís muchísimo en amor y compaña”!
Y como el cuento que da título al relato, llegaría quien logró ser la gerifalte actual –perdone por el atrevimiento, ¿prefiere que le llame “gerifalta”?- colmada de beber en la copa de la escuela mencionada, y qué puedo hacer, se preguntó; pues seguir la senda del pronombre latino: ídem, eadem, ídem -usease, hacer lo mismo-, sólo que ahora sin chavo en caja, que deviene en liquidez cero; la libertad de algunos, si no muchos, coartada y creyendo que la “maldad” se elimina desde el control, olvidando que justo así se incentiva; con parte de la población con su futuro y el de sus seres queridos acogidos a la hipoteca de la nada, con embargo de por vida, a cambio de una seguridad que se las prometía chachi piruli y que ha devenido en servidumbre donde para nada interesan las palabras de Franklin, B: “quienes renuncian a la libertad a cambio de seguridad ni obtienen ni merecen ninguna de las dos”.
Ahora, si te apetece, lo cascas, pero también di, sin complejos, que el virus se sigue propagando, que no ha dejado de ser mortal y que todos, tú y yo, somos susceptibles de contagio. Se valiente, ejerce tu responsabilidad.
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Nota del autor.- Inspirado en La Badila de Francisco J. Negrete, en “Puerto de Albahacar” by Ramiro, y en el libro que actualmente leo, “Libertad o igualdad”, de Lacalle D.
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Fotos:
1-Una de las continuas denuncias de Vadillo, al frente de ORPO, cuando estaba en la oposición.
2-Adepa y Azagala fueron objeto de la persecución del vadillismo.
3-Vadillo, en su última intervención, cuando recuperó ORPO tras su expulsión del PSOE.
4-Murillo, levantando la sesión sin responder a las preguntas de Ipal.
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