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A nuestras fuerzas del orden

ANTONIO L. RUBIO BERNAL

/Ante mí estás, sí, más me olvido de ti, pensando en ti/, J. R. Jiménez.

A decir verdad, no libro mi mente de aquello que de lo más profundo de mi corazón sale: “Gracias”, pues si “de bien nacido es ser agradecido”, también estoy convencido de que solo con nuestros sanitarios al frente la lucha contra la pandemia hubiera resultado imposible, y mucho menos tratar de vencerla.

¿Recordáis que comencé la anterior entrega con “Gracias por vuestro esfuerzo, por vuestra ayuda, por vuestra profesionalidad”? Pues hoy mi gratitud va a estos otros, donde englobo Policía local, Guardia civil, Policía Nacional y Ejército español -en adelante, fuerzas del orden-. Si de por sí el agradecimiento es humano, me veo más próximo a ellos por la presencia entre sus efectivos de antiguos alumnos, amigos y conocidos. A todos ellos desde aquí mi consideración personal, poniendo en valor su alto grado de profesionalidad y entrega en el servicio.

Curiosamente en mi artículo “Galenos y secuaces” hice referencia a los sanitarios como “héroes del pueblo español”, pensando también aplicárselo a estos, pero pronta fue la respuesta por parte de mi antiguo alumno, hoy amigo, el letrado Antonio Arroyo, quien muy astutamente me refirió la película “Senderos de Gloria”, de Stanley Kubrick -1957- en la que se decía: “Dejaréis de ser héroes cuando la gente no tenga miedo. Dejaréis de ser héroes cuando a los políticos les interese. Ahora sois carne de cañón, por eso os llaman héroes “. Y enseguida comencé a pensar en lo leído y a desear que con ellos no ocurriese algo tan cruel; pero es que otro letrado, Adolfo Trocolí, también antiguo alumno y coautor conmigo de varios libros, me respondió a mi escrito: “lo malo es que, cuando esto haya pasado, ningún político se acordará de lo que los sanitarios hicieron y caerán en el olvido presupuestario de nuevo”. Luego, seré comedido y aprovecharé mi escrito para expresar a “nuestras fuerzas” mi agradecimiento personal por su encomiable labor.

Del confinamiento en sí -si es conforme a ley o no- hablaremos en otro momento, si podemos; de si está siendo eficaz o no, también; pero una medida igual o similar sin contar con nuestras fuerzas del orden hubiese sido imposible de llevar a cabo, máxime si consideramos nuestra idiosincrasia, visto los elevados números de denuncias y detenciones, pretendiendo sortearlo injustificadamente

De la ingente cantidad de tareas encomendadas a estos hombres y mujeres, a pie de calle, carreteras, etc., día y noche también, poco podría añadirse. De sus cometidos -control de carreteras, infraestructuras, espacio marítimo y aéreo, lucha contra la delincuencia, la inmigración ilegal, el ciberespacio, apoyo a personal sanitario y a ciudadanos necesitados, etc.-, vendría a ser un escrito de justificación de su gran trabajo; y no, nada más lejos, yo solo pretendo agradecer su profesionalidad, su disposición permanente para ayudar, su entrega al prójimo necesitado como conclusión de lo poquito que veo, lo bastante que escucho y lo más que leo. Para mí hacen que ciudadanos de a pie -de esos millones que habitamos España y damos poco ruido porque lo nuestro es vivir y dejar vivir- nos sintamos seguros sabiendo que ellos están ahí, velando por nosotros, en alerta para echar una mano en el momento que la podamos necesitar. Y quizá por esa convicción me moleste que con ellos se empleen recortes presupuestarios injustificados y se les niegue homologación salarial con otros cuerpos similares más “privilegiados” por ser autonómicos. Creo que me entienden, ¿verdad?

Y dado que las secuelas del COVID serán como la sombra del ciprés, alargada, más de lo que hubiéramos podido pensar en un primer momento, no levantemos la guardia, por favor. El “bicho”, cruel y mortífero, sigue habitando entre nosotros, así que, por favor, no destrocemos lo logrado si no queremos más confinamiento y más ruina. Entiendo tus deseos -quedar con amigos, salir de bares, viajar…-, igual que los míos, pero no toca por ahora. QUEDATENCASA, por el bien de todos; a buen seguro que quedará menos, no me preguntes cuánto, y ya que nuestro Gobierno no se fijó en Italia en un primer momento, hagámoslo nosotros ahora; pero no lo olvides nunca: a mayor relajación de la ciudadanía, mayor repunte de la enfermedad. Cuídate.

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Foto. Militares de la UME en el hospital construido en Ifema.

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