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Hablan los alumnos sobre las mentiras y las redes sociales

No suelo llevar el esquema convencional de enseñanza que predomina en las universidades. Prefiero que, a medida que voy exponiendo el tema que abordamos, ir planteando el debate con los alumnos para que las clases sean participativas. Esta es la razón por la que, en ocasiones, les planteo la lectura de algunos de los artículos que he publicado en los diarios digitales y que están relacionados con la psicología de la infancia y el dibujo de los escolares, para, posteriormente, ser debatidos de modo abierto en la clase.

De este modo, recientemente, les sugerí la lectura del artículo que tenía por título Mentiras, trampas y redes sociales, que vio la luzen Andalucía Digital, y también en Azagala Digital con el título de Hacer trampas, con el fin de que reflexionaran sobre la importancia de decirles la verdad a los niños. A ello había que sumar el análisis del significado de las mentiras dentro de las relaciones personales y de cómo se transmiten a través de las redes sociales dentro del mundo digital en el que estamos inmersos.

Puesto que conviene que escuchemos a los jóvenes y conozcamos sus opiniones, me ha parecido de interés destacar algunos de los párrafos extraídos de las reflexiones que habían escrito y que me habían entregado. Comienzo, pues, por algunas de las ideas que expresaron referidas a la incidencia de las mentiras en el mundo de los pequeños:

Nunca me han gustado las mentiras. Cuando era pequeña, si es que alguna vez mentía, luego me dolía la barriga. Además, se me da fatal mentir, porque lo hago poco y siempre me acaban pillando. Sí, diría que soy un poco ingenua porque me creo muchas cosas que me dicen y que acaban siendo mentira”. (E. A.)

Actualmente, no me acuerdo de cuál fue mi primera mentira, pero recuerdo que cuando era pequeña mentía de manera reiterada. En el colegio, mentía a mi madre cuando me daban la nota de un examen. Le decía que no me la habían dado; cuando era todo lo contrario. Esto ocurría porque tenía miedo de que ella se enterara. A mi madre no le dolía que yo hubiera suspendido un examen, sino que no confiara en ella para decírselo”. (A. H.)

La infancia es una época de descubrimiento, de mirar al mundo llenos de asombro y confianza en aquellos que lo rodean. Sin embargo, cuando el niño descubre que ha sido objeto de una mentira, el universo que había construido sobre la base de una sinceridad y la confianza se tambalea. En ese momento, una gama de emociones se apodera de su corazón, provocando un profundo impacto en su desarrollo emocional y en su relación con quienes lo rodean”. (N. C.)

Es curioso, ya que antes los niños salían de sus casas en busca de sus amigos para ir a la calle a jugar con la pelota o con el objeto más insignificante. Se lo pasaban grande, y al día siguiente repetían. Ahora, se conectan con un mensaje de texto, ya no tienen que salir de casa e ir a la de los amigos, se relacionan virtualmente, cada uno en su hogar, jugando frente a la pantalla y teniendo cada vez más seguidores o ‘amigos’ virtuales, como si eso les ofreciera más felicidad”. (N. D.)

Conozco a muchos padres que si su hijo llora o se portan mal le dan un dispositivo móvil con acceso a internet para que deje de llorar o de portarse mal, creando así una adicción hacia estos aparatos desde una temprana edad”. (A. H.)

Por desgracia cada vez hay más niños pequeños con móviles, incluso con redes sociales. Recuerdo que fui la última de mi clase en tener teléfono móvil, y muchas veces se reían de mí. Lo tuve con 14 años, aproximadamente, pero el resto de mis compañeros lo tenía desde los 7 años o incluso más pequeños”. (C. L.)

Pero los niños van creciendo. Cuando se entra en la adolescencia, se alejan de ese mundo en el que los padres eran sus referentes en casi todos los aspectos de la vida. Comienzan a cuestionarse lo que no les gusta de la sociedad, sin saber qué alternativas se pueden ofrecer.  Son ahora conscientes de que la mentira, los engaños y los bulos son parte de una sociedad que no les gusta, pero, paradójicamente, asumen bastantes actitudes de las que critican. Veamos, ahora, otros comentarios referidos a los móviles y las redes sociales.

A medida que crecemos, surge la sensación de que nos engañan, que nos manipulan, que somos ingenuos al creer ciegamente en lo que se nos dicen en algunas plataformas a las cuales reverenciamos como si fueran figuras de autoridad”. (A. S.)

Actualmente, todo el día estamos pegados al móvil, vamos a todos lados con él. Si da la casualidad de que se te ha olvidado en casa y ya estás lejos de ella, más de uno se daría la vuelta para cogerlo, porque no podemos vivir sin él, puesto que nos hemos acostumbrados a llevarlo siempre encima”. (C. L.)

Las mentiras y las trampas están a la orden del día, y su mayor medio son las redes sociales. Estas nos crean necesidades totalmente innecesarias utilizando dichas mentiras para hacer todo más suculento y necesario”. (N. V.)

En la actualidad, todas las personas estamos sometidas a una esclavitud llamada ‘redes sociales’. Estas se están convirtiendo con mayor frecuencia en una trampa de mentiras y engaños para nosotros mismos. Cada anuncio, cada noticia que vemos nos los creemos sin pensar ni un segundo en si puede ser mentira y con la gravedad de acceder a dicho contenido. Por otro lado, estamos ofreciendo nuestros datos más personales y nuestra seguridad sin darnos cuenta”. (L. D.)

Cierro esta selección de comentarios con un par de párrafos de dos alumnas que en sus escritos apelan, por un lado, a la sinceridad y a la transparencia evitando las mentiras, y, por el otro, a la responsabilidad de los adultos en ese proceso de formación de la personalidad de los más pequeños con los que hay que ser modelos de conductas.

Es fundamental tener en cuenta que la honestidad es un valor fundamental en la vida. La sinceridad y la transparencia son la base de relaciones sólidas y saludables. Evitar las mentiras, por pequeñas que sean, puede contribuir a un entorno más ético y confiable”. (M. V.) 

Es esencial que los adultos, especialmente los padres y los educadores, seamos plenamente conscientes de la importancia de servir como ejemplos de integridad para los niños. Además, debemos brindarles apoyo en la adquisición de habilidades críticas para analizar la información y las influencias en un mundo cada vez más digital y complicado. Asimismo, es crucial promover la enseñanza de valores, la empatía y la responsabilidad social para ayudar a los niños a desenvolverse de manera informada en un mundo en el que la deshonestidad y el engaño están a menudo presentes”. (A. R.)

Fotografías: AURELIANO SÁINZ

AURELIANO SÁINZ

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