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El insoportable y ruin esperpento local

“Ningún trabajador merece el martirio al que estamos siendo sometidos fruto de este atropello, de los más bajos instintos, del abuso de poder, de la venganza, de los intereses ocultos, de la inoperancia e ineptitud”.

COMUNICADO DEL GRUPO DE TRABAJADORES MUNICIPALES

Asistimos atónitos al espectáculo de la sinrazón, al discurso hueco, a la mayor pantomima que recordamos. Una farsa que agrava cada día más nuestra delicada situación, porque no obviemos la mayor, “trabajamos pero no cobramos”.

Nos encontramos en un claro ejemplo del esperpento nacional que idease Valle Inclán, elevado a su máxima expresión, porque en Alburquerque se deforma la realidad y se asume lo absurdo como normal. Esa realidad que vivimos en Alburquerque y que retrata a un equipo de guionistas que de buen agrado habría fichado el propio Berlanga para una película que sería clara aspirante al Goya al mejor guion.

Durante todo este tiempo hemos lanzado multitud de preguntas que siguen esperando respuesta. La ruina del Ayuntamiento, la quiebra técnica que soporta, se traduce en una población que se desmorona, donde la economía general se resiente ante la perplejidad de quienes no aceptamos esta situación y echamos de menos que un mayor número de vecinos exija explicaciones y soluciones. Un pueblo donde los servicios públicos languidecen, las infraestructuras públicas presentan un aspecto lamentable, las inversiones no llegan y el futuro se presenta cada vez más oscuro.

A estas alturas de la jugada, y cuando a algunos se nos adeudan 14 nóminas, estamos exhaustos y asfixiados económica y anímicamente, al borde de sufrir o de repetir episodios de ansiedad y depresión. Esos algunos, los que van quedando tras las purgas que están llevando a cabo los caciques que manejan la brújula desnortada en que se ha convertido nuestro Ayuntamiento, acuden a sus puestos de trabajo con profesionalidad, cumpliendo así con sus cometidos. Ningún trabajador merece el martirio al que estamos siendo sometidos fruto de este atropello, de los más bajos instintos, del abuso de poder, de la venganza, de los intereses ocultos, de la inoperancia e ineptitud.

La Junta de Extremadura se ha mostrado esta semana “a disposición” del pueblo de Alburquerque ante la situación que se atraviesa en la localidad, reiterando su portavoz, Juan Antonio González, que el ayuntamiento “es el que tiene muchas de las competencias, y tiene que tomar decisiones, pero en estos momentos no las está tomando”. No pretendan engañarnos de nuevo, en sus manos está la solución ante la inacción de unos gobernantes locales enrocados en tamaña tropelía.

Como ya hemos señalado en alguna ocasión, existen herramientas para haber encauzado ya este desaguisado, tiempo han tenido. Intervención financiera, disolución de la corporación, exigir un plan de ajuste tutelado por el Ministerio de Hacienda, o cualquier otra solución que venga a paliar la penosa situación en que se encuentran, no solo nuestras familias, sino el pueblo al que, de una u otra forma, afecta todo lo que está pasando.

Después de tantos sinsabores, de tantos engaños y falacias, no nos fiamos de nada, pero aguardamos con cierta esperanza que se alcance cuanto antes esa normalización institucional y financiera de la que se viene hablando en los foros políticos, posiblemente una vez que la oposición en el consistorio alcance la mayoría.

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Portada: Concentración en apoyo a los trabajadores en marzo del año pasado.

Foto: Murillo y sus concejales Laura Santalla, Juan Cordero, Ángela Estévez e Inmaculada Becerra.

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