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Amenazas, valentía y una “herencia envenenada”

El pleno de anoche tuvo aspectos destacados: el ambiente en que se desarrolló ante el error de la Delegación del Gobierno de impedir la entrada de público. Había tres guardias civiles en la puerta que, muy amablemente, señalaban que se debe recurrir la decisión a dicha Delegación, pero el caso es que Vadillo, que no es NADIE, escribió a este organismo en nombre de un Colectivo Ciudadano de Alburquerque, que deben formar él y la alcaldesa, empeñados en pisotear los derechos de los vecinos a asistir a las sesiones, para decir poco menos que se preparaba el asalto al palacio de invierno. Cuando aquí el único condenado a cárcel por amenazas es él y, como ayer le advirtió Lemus, que tenga cuidado de volver a “amenazar” al concejal Juan Carlos Prieto por ejercer su libertad de votar aquello que es justo. Ha vuelto a las andadas y se está jugando la entrada en prisión si comete un nuevo delito. Luego seremos otros los culpables…

El pleno destacó también porque la alcaldesa, para no variar, ocultó el plan de ajuste que prepara el ayuntamiento para que le concedan ese crédito complicado que han pedido. Y por eso, tuvo que ser Manolo Gutiérrez, en una exposición brillante, clara y bien resumida el que explicara los pormemores de ese nuevo préstamo, y van tropecientos.

La cantidad que se pide es 1.703.000 euros, que sumados a los 4,8 millones que se empiezan a pagar en enero, y a otros que restan de un crédito anterior suman 8,5 millones de euros, de forma que hipoteca cruelmente al ayuntamiento hasta 2037 y hay años en los que la amortización será nada menos que de 750.000 euros, como para hacer obras o crear empleo en el pueblo.

Todo eso lo explicó Gutiérrez, quien recordó que actualmente no se va están pagando las cuotas de otro de los préstamos, por lo que el banco afectado a recurrido a embargos. “Ustedes ya no estarán –afortunadamente- cuando se empiece a pagar el último de los créditos”, señaló, pero nos dejan a los alburquerqueños una “herencia envenenada”.

El portavoz de Ipal aclaró que si conceden ese nuevo préstamo el dinero no vendrá en metálico sino que servirá para liquidar las deudas con la Seguridad Social y Hacienda, por lo que de nada servirá para pagar a los trabajadores y proveedores.

“Es difícil que se pueda aprobar por parte de Hacienda dado que es la tercera vez que solicitan un préstamo para pagar a la Seguridad Social y al poco tiempo ya le vuelven a deber otra vez”. “Y ahora volvería a pasar lo mismo y se embargarán las subvenciones, como ahora, y dentro de poco volverán a tener deudas con la Seguridad Social”, vaticinó.

Gutiérrez explicó el Plan de Ajuste que ocultó Murillo siguiendo las órdenes de Vadillo: “más impuestos, recortes, ajustes y despidos”. A todo eso se ha comprometido el ayuntamiento para que se le conceda. Se despedirá a un 20 por ciento de la plantilla, se suben todos los impuestos, se recorta en actividades deportivas y de otra índole, pero no se resuelve el pago a los trabajadores. “Pasamos del todo gratis al todo pagando”, señaló.

Después vino la intervención de Juan Carlos Prieto, quien al principio había apartado el sillón para desmarcarse del resto de obedientes y sumisos vadillistas. Y habló, que si habló… Y Murillo le miraba con desprecio, el mismo que le demostró el “emérito” cuando trató de meterle miedo para que votara lo que él quería. Pero puso por delante su dignidad, su ideología, la coherencia, la sensatez y el bien del pueblo, y salió del redil en el que un “cadáver político” tiene a los concejales y pretende seguir teniendo a casi todo Alburquerque.

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Portada: Concejales del grupo de gobierno presentes ayer en la sesión.

Foto 2: Pancarta reivindicativa del cobro de los salarios en la residencia Virgen del Carmen.

Foto 3: Escrito de Rafael Lemus, secretario provincial del PSOE, contestando a Vadillo por su “amenaza” a Juan Carlos Prieto para que votara lo que él quería.

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