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Grandes discos y sus portadas (5)

AURELIANO SÁINZ

Hablar de grandes grupos no deja de ser un verdadero riesgo, porque hay tantos que citar a ocho no deja de ser una opción personal de quien escribe. Esto es totalmente cierto, por lo que conviene que más adelante vayan apareciendo otros dentro del amplio panorama del pop y del rock.

Por otro lado, intento en esta ocasión cubrir un amplio espacio de tiempo ya que partiendo del año 1969, en el que aparece el primer disco de Crosby, Stills & Nash, hasta 2012, fecha en la que apareció Algiers de Calexico, transcurrieron más de cuatro décadas, tiempo suficiente para que por ellas desfilaran numerosas bandas que merecen ser recordadas. Y en medio de estos dos grupos, veremos a Led Zeppelin (IV, 1971), Jethro Tull (Thick as a brick, 1972), Dire Straits (Brothers in Arms, 1985), R.E.M. (Automatic for the people, 1992), Radiohead (OK Computer, 1997) y Coldplay (Viva la vida, 2008).

Finalizaba la década de los sesenta y comenzaron a formarse lo que comenzaron a llamarse los supergrupos, que, a fin de cuentas, era la creación de nuevas bandas a partir de personajes ya muy conocidos procedentes de otras de las que se habían separado.

Es lo que sucedió con la unión musical de David Crosby, que provenía de The Byrds, con Stephen Stills, componente del grupo Buffalo Springfield, y con Graham Nash, de los británicos The Hollies. Con ellos se plasmó un gran disco que por título llevaba sus apellidos: Crosby, Stills & Nash. Fue el germen de una larga y fructífera historia musical, teniendo en cuenta que de vez en cuando se unía a ellos Neil Young. Tres o cuatro genios, según la ocasión, que nos dejaron espléndidos álbumes, siendo inolvidable el primero, ya que allí había temas como Suite: Judy Blue Eyes, Wooden Ships o Long Time Gone.

La escasa acogida que había tenido el tercer álbum de Led Zeppelin dio lugar a que en 1971 el siguiente apareciera sin título en la portada; no obstante, la crítica lo empezó a llamar ‘el cuarto’ para darle alguna denominación.

Magnífico disco de la banda liderada por Robert Plant y Jimmy Page. Y esto lo constata la cifra vendida de copias a lo largo de los años: 22 millones de discos. Pero no solo es la cifra mareante de ejemplares, sino porque los que somos aficionados al grupo lo consideran el mejor de todos ellos. Y es que allí se encontraban dos temas inolvidables: The battle of evermore (La batalla de siempre) y Stairway to heaven (Escalera al cielo).

En la portada del disco se muestra una pared con el papel pintado desvencijado y el cuadro de un anciano portando un saco de leña, obra del artista británico Barrington Colby.

Ya existió su correspondiente polémica cuando tiempo atrás se debatió cuál era el mejor disco de Jethro Tull, grupo histórico e inolvidable de la escena inglesa, que liderado por Ian Anderson nos dejó álbumes espléndidos, desde que en 1968 vio la luz This was, su primero de estudio. Por mi parte, a pesar de ser una de mis bandas favoritas, siempre me he inclinado por su quinto trabajo: Thick as a brick, larga sinfonía rock que ocupaba las dos caras del álbum, por lo que había que darle la vuelta al elepé para continuar escuchando esta maravilla hasta el final.

También tengo que apuntar la singularidad de su carátula, ya que era un periódico desplegable en el que podían leerse las noticias e, incluso, con crucigrama incluido.

Cuando Dire Straits sacó Brothers in Arms, su quinto disco de estudio, ya conocíamos sus anteriores: Dire Straits (1978), Communiqué (1979), Making Movies (1980) y Love Over Gold (1982). Pero con Brothers in Arms el grupo llegó a alcanzar la venta de la nada desdeñable cifra de los nueve millones de copias. La razón se debía a que, aparte de la canción que le daba el título al elepé, en el disco se encontraban, por ejemplo, So Far Away o Money For Nothing, pequeñas joyas musicales dentro de un disco magnífico.

En la portada, aparecía un dobro metálico y electrificado, el instrumento que tocaba Mark Knofler, idea original del líder de Dire Straits, ya que el dobro tradicional es una especie de guitarra acústica resonadora que tiene en su círculo central un disco metálico, que se encuentra flotante y cogido solamente por el puente. De este modo, el grupo obtenía ese sonido tan característico con el que inmediatamente se le identificaba.

Tras el enorme éxito de Out of Time, a R.E.M., el grupo liderado Michael Stipe se le planteaba el interrogante “¿Y ahora qué hacemos?”. Y es que la popularidad de Losing My Religion y del festivo y bailarín tema Shiny Happy People encerraba al grupo de Athens (Georgia) dentro de una línea que no estaban dispuestos a seguir. Por lo pronto se dejó atrás la portada luminosa de Out of Time, en la que podía verse el nombre del grupo y el título del disco dentro de un maro irregular con un amarillo intenso, para encargar al fotógrafo Anton Corbijn que diseñe la de su octavo trabajo.

Corbijn acude a presentar una especie de estrella metálica y pesada, de seis puntas y con un centro cúbico, de tonalidades grisáceas. El título del nuevo trabajo, aparecido en 1992, Automatic for the People, aparece escrito en blanco en la parte superior del cuadro, al tiempo que el nombre del grupo se encuentra en pleno centro. Allí se encuentran Drive, el tema que abre el álbum y que se convertiría en un gran éxito; también aparece Everybody Hurts, otro de los temas sobresalientes; cerrándose con Find the River.

Según el sello Warner Bros., las ventas de Automatic for the People alcanzó la cifra de 3 millones y medio de copias, convirtiéndose, de este modo, el disco más vendido de todos los que vieran la luz de la banda de Athens.

No creo descubrir nada al aficionado si digo que Radiohead es una de las bandas de rock contemporáneo. La banda británica, capitaneada por Thom Yorke, inicia su andadura en 1985, aunque no sería hasta el año 1993 en el que sus miembros verían publicado su primer disco de estudio: Pablo Honey.

Cuatro años más tarde, en 1997, aparecería el álbum que causaría la admiración de todos los que siguen su andadura: OK Computer. Para que se entienda el significado de este trabajo, me voy a servir de un par de párrafos que aparecen en el número extra de Rockdelux y que editó en su treinta aniversario: “OK Computer es uno de los discos que cambió la cara de la música. Que recoge el espíritu de su tiempo y lo proyecta al futuro”, y, también, “OK Computer es un privilegio. Un viaje atemporal de variado e insólito recorrido por la vida y la música con una sensación de que aguanta el paso del tiempo y sigue vigente e inspirador”.

La Revolución francesa de 1789 y la sublevación del pueblo de París del 28 de julio de 1830 fueron aclamadas con entusiasmo por intelectuales y artistas que encontraron en ellas los principios de la liberación del pueblo francés sometido al despotismo de las monarquías. No es extrañar, pues, que dos de los grandes pintores del realismo neoclasicista, como fueron Jacques-Louis David y Eugène Delacroix, rindieran homenaje a estos eventos históricos. Así, La libertad guiando al pueblo de Delacroix se convirtió en obra emblemática que podemos ver en el Museo del Louvre de París.

Desconozco las razones por las que el grupo de pop-rock británico Coldplay eligiera este lienzo para su cuarto disco de estudio y que aparecería en 2008. Lo cierto es que Chris Martin, líder y vocalista de la banda, acudió a Brian Eno para que lo produjera, y, conociendo la línea del artista británico, no es de extrañar que Viva la Vida o Death and All His Friends, que es el título completo del disco, hubiera optado por este lienzo para que fuera su portada.

Calexico es una ciudad que se encuentra en el sur de California, el estado más poblado de Estados Unidos y cerca de la frontera con México. Su nombre se debe precisamente a la combinación de ‘California’ y ‘México’. Es la ciudad con mayor porcentaje de población hispana. También, Calexico es el nombre adoptado por el grupo liderado por Joey Burns y John Convertino que está radicado en Tucson, ciudad de Arizona. Su sonido es el resultado de la síntesis de rock, folk y música latina, por lo que algunos de sus temas están cantados en español.

Es actualmente uno de mis grupos preferidos, por lo que no me resultaba problemático desplazarme a Barcelona para escucharlo en sus últimas actuaciones. Cuando en el 2012 compré el disco Algiers de Calexico, no me imaginaba que iba a encontrarme con una gran sorpresa: contenía otro disco suplementario, Spiritoso, que era el resultado de sus actuaciones en directo en Europa con la Orquesta Sinfónica de Wien y la Filarmónica de Babelsberg. Esta pequeña joya contenida en Algiers posteriormente se publicó se manera separada.

 

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