En una comparecencia que demuestra la nueva forma de hacer política de Ipal, en tanto aparecieron los cuatro concejales y todos ellos tomaron la palabra, alejándose así del personalismo que domina la política alburquerqueña desde hace muchos años, Manuel Gutiérrez, portavoz del grupo independiente, desveló que han denunciado a la fiscalía dos de las muchas ilegalidades e irregularidades cometidas en el ayuntamiento prácticamente a diario. En concreto, explicó, que desde noviembre de 2018 la alcaldesa se niega a responder a las preguntas de los plenos ordinarios, registradas en tiempo y forma, como obliga la ley; y el hecho, más grave, de que se les niegue toda la documentación municipal y concretó que en 2020 han solicitado 20 documentos sobre irregularidades y no les han facilitado ninguno.
Además, anunció que “si en el próximo pleno tampoco nos responde, volveremos a la fiscalía”.
El primero en tomar la palabra fue Javier Blázquez, un hombre que por su trabajo viaja a menudo por pueblos de Extremadura y de Salamanca, y por tanto compara la situación de esos municipios con la de Alburquerque. Centró su intervención en la imagen penosa de nuestro pueblo, con las calles llenas de baches; patrimonio abandonado; caminos rurales intransitables; castillo cerrado desde hace muchos meses cuando se puede visitar en pequeños grupos y al aire libre y es el monumento que atrae a más turistas que luego consumen en el pueblo; el cine La Torre, donde se prometió un gran centro de ocio, abandonado; el paseo de las Laderas, que iba a ser el mejor del mundo, lo han “destrozado”; el problema de agua potable cuya solución única es cambiar la red de abastecimiento de agua que es, dijo, “del año de la polca”; el polígono industrial lleno de baches, sin aceras; el centro de interpretación de la Edad Media cerrado, etc.
Raquel del Pozo habló de “conformismo, apatía, ruina, renuncia a un futuro positivo, liquidación del cuerpo de la policía, impago a empleados, empresas y proveedores, subvenciones que se pierden por las deudas”… Dijo que la alcaldesa no tiene autoridad ni le importa la situación penosa de Alburquerque y añadió que es una “simple mandada de quien todos sabemos, de quien ya no es nada pero es la mano que mece la cuna, el que ordena y ¡ay del que no cumpla!”
Criticó que muchos consientan y defiendan lo que está pasando y, en una de las frases más ocurrentes y brillantes que hemos escuchado sobre la situación de nuestra villa, comparó Alburquerque con el Titanic, con la diferencia, dijo, “de que aquí los pasajeros aplauden el naufragio”.
Raquel del Pozo aseguró que les tenía que dar “vergüenza escudarse en el Covid-19 para no hacer nada” y sostuvo que “solo quieren seguir en el poder sin importarle el futuro negro del pueblo”, además de acusar al gobierno local de “alimentar el ganduleo y el conformismo y de “contratar a quienes les aplauden”, aparte de “comprar votos” y fomentar los “estómagos agradecidos”.
“El corazón de Alburquerque sigue latiendo pero tiene una losa encima que todos sabemos quién es”, dijo con rotundidad y pidió a Murillo que dimita y al ex alcalde que “su tiempo ya pasó y deje a Alburquerque comenzar a vivir de nuevo”.
Alicia García habló de “derrotismo, indiferencia y conformismo en los vecinos ante un sistema caciquil que consume la fuerza del pueblo”. Pidió la unión de la gente y su apoyo en estos tiempos “críticos y terribles” que vivimos en Alburquerque. Añadió que “Ipal no quiere vencer, quiere que venza el pueblo”, al que le pidió que despierte.
Habló de situaciones límites de familias por los empleados públicos que no cobran sus salarios y criticó el sistema de contrataciones a dedo y sin igualdad de oportunidades.
También se refirió a las quejas de los ganaderos y jóvenes en paro por la mala gestión de los Baldíos e insistió en que el proyecto de cambio de Ipal sigue intacto y pidió al pueblo que se revele y deje claro que demanda ese cambio.
Finalmente, Manuel Gutiérrez aseguró que el trabajo de su grupo no ha cesado, sino que han llevado a los plenos todos los problemas de Alburquerque, pero se han encontrado sin una respuesta ni una solución. “La alcaldesa no trabaja por el pueblo y no se le ha visto ninguna acción, ninguna obra importante para Alburquerque” y añadió que su única misión es “secuestrar la democracia”, porque no nos deja intervenir en los plenos ni nos facilita información alguna, además de “guardar bajo siete llaves todos los secretos de la pésima gestión de su antecesor, quien nos ha llevado a la situación que vivimos”. Pero también culpó a los concejales de ser “cómplices de la caótica gestión del ayuntamiento”.
“Nos vemos impotentes y sin recursos para ejercer nuestra labor porque chocamos con un muro de desprecio, desvergüenza y falta de respeto por la ley”, dijo Gutiérrez, además de recordar que los servicios que da el ayuntamiento no son favores sino que es la obligación de los gobernantes ofrecerlos, tarea por la que “ellos cobran muy puntualmente”.
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Portada: Ediles de Ipal votando en una foto de archivo de julio del 2019.
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