Hace un mes tuvo lugar el 37 aniversario del asesinato del alburquerqueño Reyes Corchado Muñoz. Tenía 28 años y estaba casado con Isabel Chamizo Díaz, con la que tenía dos hijas de 1 y 2 años. Su infancia, adolescencia y primera juventud transcurrieron en Alburquerque, donde tenía a sus amigos y era muy aficionado a la pesca. Decidió buscarse una vida mejor y, tras contraer matrimonio, decidió y lo consiguió entrar en la Guardia Civil.
Poco más de un año después de formar parte de este cuerpo, la noche del 15 de octubre de 1983, una patrulla de la Guardia Civil formada por tres vehículos estaba realizando un servicio de vigilancia cuando una carga explosiva, escondida junto a un muro, fue activada a distancia. Los agentes habían salido del cuartel de Aretxabaleta y en ese momento pasaban por el barrio de Zubillaga, en Oñate.
La explosión afectó al primer vehículo de la patrulla en el que se encontraba Reyes Corchado, el conductor y el cabo primero Antonio Ramos. Reyes, que viajaba en el asiento de atrás, falleció prácticamente en el acto. Los otros dos agentes resultaron heridos leves. Tres años más tarde, Antonio Ramos sería asesinado en un atentado en Mondragón.
Al día siguiente del vil crimen de aquel joven alburquerqueño se celebró en Oñate el funeral presidido por el ministro de Interior, José Barrionuevo. Junto a familiares, amigos y compañeros de la víctima, ocuparon también un lugar destacado en la parroquia de San Martín el director general de la Guardia Civil, teniente general José Luis Aramburu Topete, el delegado del Gobierno en la comunidad autónoma vasca, Ramón Jáuregui, el viceconsejero de Interior del Gobierno vasco, Eli Galdós, el gobernador civil, Julen Elorriaga, y representantes locales de los principales partidos políticos.
Reyes Corchado llevaba poco más de un año como Guardia Civil cuando los mafiosos asesinos de la ETA acabaron con su vida. Cuando le destinaron a Oñate (Guipúzcoa), él se fue en ‘avanzadilla’ y su familia se quedó en Badajoz. “Estaba previsto que nos fuéramos con él en noviembre, porque él tenía vacaciones entonces, pero lo asesinaron antes”, dijo su viuda al periódico Hoy en 2009. Sus hijas no entendían cómo había gente que podía hacer eso y en ese año, cuando contaban con 23 y 24 años de edad, lo entendían todavía menos.
“A mí que no me pidan que perdone y olvide. Porque además esa gente no se ha arrepentido” contaba su viuda al citado periódico.
Reyes Corchado fue enterrado de Alburquerque y en enero de 1994 la corporación socialista presidida por Emilio Martín le dedicó una calle y le hizo un homenaje al que asistieron su viuda e hijas, además de miembros de la Guardia Civil.
El entonces concejal de ORPO, Ángel Vadillo, fue expresamente invitado al acto, como el resto de concejales, pero no asistió.
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Portada: Dos fotografías del homenaje a Reyes Corchado por parte de la corporación socialista presidida por Emilio Martín. En una aparece su viuda y sus hijas, en la puerta del ayuntamiento. En la otra su padre, el alcalde Emilio Martín, la concejala Guille Gajardo, la delega del gobierno, entre otras personas.
Foto 2. Reyes Corchado.
Foto 3: Placa con el nombre de la calle dedicada a este Guardia Civil alburquerqueño asesinado por ETA.
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