El ex alcalde se inmiscuyó ayer en el funcionamiento interno del colegio Ángel Santos al que acusó de “no saber qué protocolos utilizan” para los casos positivos por COVID que se han producido en el centro y de “falta de información” a los familiares de las aulas que están siendo confinadas.
Una vez más actúa como si fuera alguien con poder representativo y sigue proporcionando datos sobre los positivos diarios-en un caso reciente solo le ha faltado dar el nombre de una persona afectada- y luego esa información la comparte la alcaldesa, como si la supiera a través de él cuando es justo al contrario.
Y la cosa no queda ahí, hoy se arroga haber hecho él las gestiones para que se hagan las pruebas PCR a todos los alumnos de las clases confinadas, ninguneando una vez más a Murillo. Y nos preguntamos qué gestiones va a hacer quien no es nadie y no pueden verlo en ningún organismo público, ni en la Junta ni en la Diputación. De hecho, ya amenazó a Sanidad con “hablar” por haberle dicho que deje de dar él los datos diarios de la evolución de la pandemia en Alburquerque.
La cosa llega hoy a tal extremo que le pasan la información que llega al ayuntamiento y Vadillo la hace pública antes de que llegue al colegio Ángel Santos y que sea la directora y su equipo directivo los que informen.
El ex alcalde da a entender que desde el citado centro educativo no se hace nada, cuando sabemos bien que están trabajando sin descanso para que se garantice la seguridad y evitar contagios entre el alumnado.
Pero este señor, con tal de ganar protagonismo y querer hacer ver que sigue teniendo poder, es capaz de dejar en evidencia a cualquier persona u organismo.
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