En un intento desesperado por reventar la manifestación de mañana que, como se ve, ha causado un gran nerviosismo en el poder local, la alcaldesa ha hecho público un comunicado lleno de falsedades y de amenazas veladas a los trabajadores municipales, en una de las acciones más vergonzosas y contra los derechos laborales de la historia de la democracia en Alburquerque.
En el escrito, que no ha redactado ella y en el que ve la mano de quien la dirige y de alguien más, a escasas horas de la manifestación convocada por USO y secundada por CCOO y UGT en protesta por los impagos de los salarios, Murillo advierte a los trabajadores que “el ayuntamiento, si cuenta con la cooperación de todos, se mantendrá luchando por cubrir las necesidades de la gente en la crisis que viene, pero de no contar con esta cooperación, nos veremos obligados a no poder mantener las ayudas que da el ayuntamiento a la gente”. Además, deja claro que despedirá al personal laboral y se quedará solo con los funcionarios; en concreto, Murillo dice que “este ayuntamiento está dispuesto a resistir si la gente a la que ayuda también ayuda a ello y es consciente de la situación. De no ser así, el ayuntamiento se vería obligado a quedarse con la plantilla normal de funcionarios y los servicios básicos que contempla la ley”.
Esto es, además de una infamia, una mentira en toda regla, dado que la gran mayoría del personal laboral tiene contratos en fraude de ley, con más de 3 años de servicio al ayuntamiento, luego son indefinidos a efectos legales y no pueden ser despedidos.
No se puede jugar con el pan de las familias, advirtiendo de despidos para atenazar a los trabajadores, con el único fin de mantenerse ellos en las poltronas.
La alcaldesa reconoce “problemas de liquidez” y lo achaca al “esfuerzo a partir de la crisis de 2008 cuando, si no es por el consistorio, “más de la mitad de la población tenía que haber emigrado del pueblo”.
Esta es otra gran falsedad porque ningún pueblo de nuestro entorno ha perdido la mitad de la población sino que, por ejemplo San Vicente, perdió menos habitantes que Alburquerque y el número de parados ha sido siempre menor que en nuestra localidad.
Murillo explica que “hemos mantenido a todos los obreros agrícolas de la localidad con peonadas para que no les faltara el subsidio, mantenemos 4 residencias abiertas y hemos ayudado a toda la gente que se quedaba sin prestaciones y subsidios, dándoles trabajo hasta que obtenían nuevas prestaciones”.
Es cierto que aquí se han dado las peonadas, más que en otros pueblos, pero no menos cierto es que no habría hecho falta sino fuera porque durante varios años se perdieron los fondos del Aepsa (antiguo Per) por las deudas del ayuntamiento con la Seguridad Social, al igual que ocurrió en la última convocatoria.
También es falso que las residencias no puedan autofinanciarse. Entre las generosas ayudas por las plazas concertadas, más lo que pagan los usuarios y los sueldos bajos que abona el ayuntamiento, tienen de sobra. Otra cosa es que se gasten el dinero en otros menesteres, como pasa con todas las subvenciones.
También es falso que la media de trabajadores del ayuntamiento sea de 300 ni muchísimo menos. Eso solo ocurre cuando va a haber elecciones. Durante el resto del año, los buenos contratos siempre son para los mismos, algunos de los cuales andan diciendo a los trabajadores que se les va a despedir si van a la manifestación.
La alcaldesa dice ahora que “el ayuntamiento está comprometido a ir pagando todo lo que adeuda a los trabajadores y ponerse al día”, lo cual es también falso porque en esta misma situación llevan ya casi dos años, y es al contrario, la deuda es cada vez mayor y ahora tiene que empezar el ayuntamiento a pagar el último gran crédito que pidió para liquidar la deuda con la Seguridad Social, 3,6 millones de euros. Y, encima, ya vuelve a tener otra vez deudas con este organismo, por el que se ha perdido el AEPSA y otras subvenciones.
Marisa Murillo anuncia, repitiendo las palabras de quien la mueve como una marioneta, que “van a llegar momentos difíciles para los ciudadanos de todo el país por la pandemia, pero siempre será mejor contar con un ayuntamiento dispuesto a ayudar a otro que se limite a hacer lo básico y se desentienda de las necesidades de los vecinos”.
Aquí vuelve a dudar de la buena voluntad de otros alcaldes y otros gobiernos, cuando ya hemos visto que en todos los pueblos de nuestra comarca se han anunciado bajada de impuestos y tasas, así como ayudas a empresas y a la generación de empleo.
Otras administraciones, como la Junta y el gobierno, tienen prestaciones como la renta básica y el ingreso mínimo vital, para ayudar a las familias, y existen subvenciones que nuestro ayuntamiento pierde por sus deudas.
Aquí ha entrado mucho dinero y no se sabe dónde ha ido a parar, lo que sí sabemos es que desde luego al bolsillo de los trabajadores no.
Marisa Murillo, que ni siquiera ha contestado a las reiteradas peticiones de los sindicatos para hablar sobre los impagos, dice ahora que “en los próximos días el ayuntamiento mantendrá reuniones con los distintos colectivos de trabajadores y se tomarán a partir de entonces unas medidas u otras, la de seguir o desistir, según ellos crean”.
Los trabajadores pueden estar tranquilos y asistir a la manifestación porque, aunque nuestros gobernantes quisieran, no podrán despedirlos así por las buenas. Después de muchos años de lucha, los trabajadores han conseguido derechos que no pueden pisotear por las buenas quienes han arruinado a un pueblo entero.
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