Por AURELIANO SÁINZ
¿Somos los españoles un país de borrachos? ¿Nos visitan los extranjeros pensando que, aparte del sol y de las playas, esto es Jauja y que aquí los desmadres están a la orden del día creyendo que por todos lados hay sanfermines o tomatinas y que los más jóvenes, antes de que apareciera el dichoso bichito, se pasaban los fines de semanas de botellones?
No sé si esta es la imagen que se hacen quienes vienen a visitarnos y que, por desgracia, este año la cifra se reducirá considerablemente. Lo que sí puedo afirmar es que cuando me he encontrado con profesores de universidades de Francia o Suiza, en medio de las charlas, solía salir este tema. Otra cuestión que habitualmente aparecía era la admiración que sentían por los grandes pintores de nuestro país, lista que encabezaba uno de los genios de la pintura de todos los tiempos: Diego Velázquez.
“¿Me imagino, Aureliano, que en España hay un verdadero culto al vino, pues aparte de que tengo algún conocimiento de los excelentes caldos que se producen en tu tierra, para mí hay un cuadro de Velázquez que me parece magnífico como es El triunfo de Baco y que tengo colgado en mi despacho?”, me indica un profesor de la universidad de Neuchâtel, con un buen español, en un encuentro que tuvimos en un pueblecito de Suiza.
Le indiqué que estaba muy de acuerdo con lo que decía, al tiempo que le indicaba que este espléndido cuadro de Velázquez en España le llamamos también Los borrachos, aunque en el lienzo no se aprecie el estado etílico de los que aparecen en el mismo.
Ciertamente, nuestro país no se entiende sin los buenos vinos que salen de sus viñas y sin la compañía de los amigos en la barra del bar o sentados en alguna terraza disfrutando de esas charlas que tanto nos gustan, al tiempo que nos tomamos unas tapas acompañadas del regalo del dios Baco.
Y ya que hablamos de algo tan ligado a la antigua Hispania, no viene nada mal que recordemos a este dios mitológico que tanta ligazón tiene con la alegría y el disfrute de la vida, y para ello nada mejor que hacer un pequeño recorrido por cómo ha sido representado en algunas obras pictóricas, comenzando por la que realizó Velázquez.
Como puede apreciarse en el lienzo que muestro en portada, el dios Baco aparece, no en una fiesta o en una bacanal, sino rodeado de acólitos y gente de extracción humilde. En la obra hay dos partes bien diferenciadas: en la izquierda se muestra a un joven con el torso descubierto, sentado sobre un tonel, coronado de pámpanos, al tiempo que sostiene una copa con vino. A contraluz, la figura de un segundo personaje con similar corona, por lo que se deduce que también es un seguidor del dios del vino.
El grupo de la derecha lo componen seis personajes, algunos con el rostro abotargado por los efectos de la bebida. Uno de ellos, un humilde soldado, en actitud reverencial y a punto de convertirse en un nuevo iniciado; el resto es gente de extracción modesta, tal como lo manifiestan las ropas que portan.
Remontándonos hacia atrás, y como bien sabemos, en la Grecia antigua se rendía culto a Baco y en Roma a Dioniso. Durante las celebraciones en honor de estos dioses corría el preciado líquido de forma generosa, recibiendo estas fiestas la denominación de bacanales ya que las mujeres encargadas de animar y llevar adelante esos festejos recibían el nombre de bacantes. No obstante, el ascenso del cristianismo en el Imperio romano supuso una abierta censura de estas fiestas; de todos modos, conviene apuntar que el propio Senado de Roma las prohibió en el año 186, aunque ello no impidió que continuaran celebrándose de forma privada.
Una interpretación de estas fiestas la encontramos en el cuadro La bacanal de los andrios del pintor italiano Tiziano, el favorito de Felipe II. En la escena nos muestra los placeres de una bacanal, en la que no aparece representado el dios Baco, puesto que está llegando a la isla de Andros en una barca. Vemos personajes masculinos y femeninos bailando; otros desnudos, caso de la mujer del lado inferior derecho; otros bebiendo y algunos completamente ebrios yacen en el suelo. Teniendo en cuenta el moralismo de Felipe II, Tiziano nos expresa su idea de una bacanal como la de fiesta en la que se da rienda suelta a los placeres de los sentidos corporales, y, en consecuencia, moralmente condenable.
Otro cuadro es el del pintor holandés Cornelis de Vos, y del que he seleccionado un fragmento. También recibe la denominación de El triunfo de Baco, similar al de Velázquez. En este caso, el dios del vino no es un joven de piel rosácea, sino un ser obeso y grotesco que se encuentra completamente desnudo y sentado en un carro tirado por dos tigres. Vemos que con su mano derecha abraza a una joven y rubia bacante que agita un tímpano con sonajas. En su lado izquierdo se encuentra un sátiro que, con mirada irónica, palpa uno de los pliegues de su carne adiposa a la altura de la cintura. Aquí, la referencia al dios Baco tiene un aire burlón y cómico, como si el pintor holandés quisiera ridiculizar las fiestas paganas dedicadas al disfrute con las alegres bacantes.
La cuarta obra es un fragmento de El sacrificio a Baco del pintor italiano Massimo Stanzione, que junto a las citadas se encuentra en el Museo del Prado. En este caso, nos muestra un cortejo de bacantes que cantan y bailan ante una escultura de Baco que aparece desnudo, con una corona de pámpanos y de pie sobre un pedestal. Algunas de las seguidoras del dios del vino se encuentran cubiertas de pieles de animales y engalanadas con ramas de hiedra y de parra, al tiempo que le ofrecen cestas de uvas, de frutas y jarras de vino. Otras tocan la flauta, los címbalos o portan una paloma. En este caso, la bacanal no adquiere el tinte de desenfreno de los sentidos, sino un aire entre lúdico y poético.
Para cerrar, y con la intención de romper los tópicos, podemos decir que, mayoritariamente, en España sabemos beber bien y que este país no es el centro de los desmanes, como algunos piensan. Sin embargo, mientras esto escribo, leo en la prensa el siguiente titular: “Inglaterra ‘descubre’ que los borrachos no respetan la distancia social”. Lógicamente, se refiere a ‘sus borrachos’, puesto al abrir los tradicionales pubs se han encontrado con un problema agravado, ya que, en estos momentos, el Reino Unido es el país europeo más afectado por el coronavirus con 44.198 muertes registradas.
En nuestro caso, disfrutemos del buen vino y, de vez en cuando, no tengamos reparos y brindemos por el dios Baco que nos proporcionó este maravilloso líquido que tan buenos momentos nos hace pasar.
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