A Juan Ramón y Blanca, dos compañeros que, no siendo de Alburquerque, y desde el sigilo, el respeto y la tenacidad, desarrollan una labor que sin ella este colectivo no seguiría adelante. Toda mi consideración, agradecimiento y cariño,
ANTONIO L. RUBIO BERNAL
Hoy, domingo, 12 de julio, la Iglesia Católica celebra la festividad de San Juan Gualberto, fidedigno ejemplo de fe en el Siglo XI; tanta, que le llevó a hacerse benedictino aun a pesar de las trabas impuestas por su familia. ¡Qué pena no cundiese el ejemplo en el siglo XXI y la gente, al igual que el beato, se acostumbrase a vivir de espaldas al Ayuntamiento! No que, por el contrario, muchos aquí aguardan, esperando que la breva caiga; y ya ves, ni siquiera se desploma el “jigo” –como decimos aquí, ¿verdad, Eugenio?-, a juzgar por los muchos que ni cobran. De cuando fui iluso en pro de una justicia social para todos aún recuerdo el pensamiento: “el impago del salario es la agresión más alevosa posible contra los derechos de los trabajadores”, motivo por el cual hoy pienso que a los políticos los mandaba yo, aunque sólo fuese una temporadita, a representarnos, reunirse y tomar decisiones sin ver un chavo; veríamos quién aspiraba a serlo.
En breve comprobaremos, una vez más, que en nuestra Villa hay gente que vive de espaldas a la realidad -¡Qué ganas de conocer el número de asistentes a la manifestación del 16!-, como si nada quisieran saber de aquello que está ocurriendo -¡Nunca mejor dicho: pasando del tema!-, como cubiertas por una costra impermeable a todo lo que no sea de su agrado. Fiel reflejo de lo expuesto, nuestra regidora –no sé, pero me da la impresión como si no le afectasen mucho las cosas que aquí acaecen-, que convoca “corrido informativo” -¡Sí, porque para qué llamar a las cosas lo que no son!-, para anunciar apertura de servicios -¡Circo, circo, aunque sea sin chusco!-, ante sus medios más fieles – ¡Lo que disponga, señora alcaldesa!-, siendo “La Proterva” –usease, Azagala-, una vez más, apartada, censurada, proscrita -¡Te pasa por imprudente!-; pero ojo, no silenciada, mientras aliento quede.
Sería Mariano J. de Larra quien apuntase aquello de que “Dios nos libre de caer en manos de héroes”. No me preguntes cómo, pero entre nosotros se erigen héroes, incluso algunos se autoerigen, y en sus manos gestoras yacemos cual rorros. Siendo esto de por sí virulento, se convierte en horripilante cuando unos terceros, acatando sus directrices al más puro estilo chiguanero –por ejemplo, ninguna pregunta al respecto en los singulares “corridos”-, olvidan su propia razón de ser -velar por el derecho a una información contrastada lejos de la manipulación-, y rinden pleitesía a los citados sin saber por qué, ni venir a cuento. Con todos los respetos, modales podemitas se adueñan de nuestro pequeño entorno, cortesías que llevan a despreciar lo que es noticia –pues nada de ella fue objeto de la intervención-, corroborando el dicho de “te ganarás el pan con el sudor de tu frente” en su más genuina versión actual: “suda el pan con tu frente hoy para ver si, con suerte, cobras mañana” -¡Lo que ha cambiado el cuento!, ¿verdad?-; auténtica patá Charlot a algo tan propio del ideario socialista: “alcanzar una sociedad mejor, detectando sus problemas y aportando soluciones”.
Ha sido Elvira Lindo quien pronunciase una frase con la que me identifico totalmente: “La sensatez es el mayor signo de radicalidad de los tiempos”. Yo, en un ejercicio de cordura, voy a censurar a todos estos medios defensores del “Sanparamí” que consienten que, por no ser invitadas, no todas las sensibilidades periodísticas aquí existentes deban concurrir allí donde ellos realizan su labor, aun teniendo en los zancajos que la presencia de todos añadiría un plus de verosimilitud e independencia a su trabajo; pues como que no, si no invitan a “La Proterva” será su problema; Virgencita, déjame sentadito en primera fila esperando escuchar el qué dirán. Esa bilis que uno segrega cuando ve estos comportamientos insolidarios me lleva a reventar: si cuento con salud para presentar algún otro trabajo –por ejemplo, “Culpa máxima; la trágica y heroica guerra civil española”, que incluirá un apartado dedicado a la contienda en Alburquerque-, ya les anuncio: absténganse de solicitar palabritas, sólo la referida será atendida. Y conste que en nada me empuja lo personal -lo acato con total respeto-; es lo público lo que a mí me indigna y me lleva a ser escalpelo: semejante comportamiento no podía pasar inadvertido. Y como dijera Pascual Duarte “hay hombres a los que se ordena marchar por el camino de las flores y hombres a quienes se les manda tirar por el camino de los cardos y de las chumberas”. Para lo bueno o para lo malo, les parezca bien o mal, soy de los segundos, por imperativos de conciencia, porque creo que es la mejor manera de ser sincero con mi querido pueblo (su gente, su entorno, sus costumbres, su patrimonio), llegando a soñar– ¡Iluso de mí!- con que algo de lo perdido algún día podría volver: la fraternidad que siempre nos caracterizó, la honestidad con el prójimo, la lealtad y el respeto entre nosotros, e incluso, por qué no, el afecto y la amistad que desde siempre reinó por estos lares, trayendo a la mente “lo que nunca debió ser desconocido: que todos somos hijos del mismo sol y tributarios del mismo arroyo”, M. Azaña -1880/1940-.
Bien lo sabes; la cosa no está clara. El virus se sigue propagando, no ha dejado de ser mortal y tú y yo somos susceptibles de contagio. Se valiente, ejerce tu responsabilidad. Acata las normas y cuanta más prudencia, mejor. Un placer, paisano, de haber sido leído.
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