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¡Bravo abuelos!

Por AURELIANO SÁINZ

Todos conocemos una frase de procedencia china que dice ‘vale más una imagen que cien palabras’. Y es que, en ocasiones, una imagen tiene tal fuerza que las palabras se vuelven innecesarias. Es el caso de la fotografía que reproducimos en Azagala para conmemorar que hoy, 28 de junio, se celebra en un amplio número de las naciones el derecho a ser libre y en esa libertad se encuentra, cómo no, el derecho a la propia identidad sexual de todos, no solo los que pertenecen a la mayoría heterosexual.

Ahí están esos dos abuelos, con sus mascarillas, dando ejemplo de responsabilidad, al tiempo que sostienen la bandera arcoíris que el movimiento gay tomó como símbolo hace tiempo, sustituyendo al triángulo rosa invertido, que era como los señalaban los nazis cuando los recluían en campos de exterminio, al igual que a los judíos o a los gitanos.

Algunos que vean la foto pensarán que estos abuelos no saben nada del significado de esta bandera y que se les ha preparado para hacer con ellos una fotografía anecdótica.

¡¿Qué no saben nada!?

Por su aspecto parece que los dos han superado los ochenta años. Ellos son la historia, ellos son los que verdaderamente saben de los sufrimientos de la España oscura del franquismo: la de los insultos y menosprecios a los homosexuales que eran objeto de mofa y burla constante, cuando no víctimas del uso de aquella ley de ‘vagos y maleantes’ que se les aplicaba porque escandalizaban a la gente bien pensante que se horrorizaba de los ‘invertidos’.

Pero esta foto tiene una curiosa historia que merece la pena ser contada.

Resulta que en el Ayuntamiento de Villanueva de Algaidas, un pueblo de unos 4.000 habitantes del norte de la provincia Málaga, se había recibido y aceptado una queja de tres vecinos para que en este año la bandera arcoíris no se colgara en el balcón del consistorio.

Cuando la noticia llegó a oídos de Antonio Carlos Alcántara, natural de Villanueva, aunque residente en Torremolinos donde regenta un bar, tomó la decisión de entregar las 400 banderas que acumulaba a sus paisanos, puesto que solía poner un stand en el Día del Orgullo Gay en la localidad en la que trabajaba.

Las banderas se le agotaron ante las numerosas peticiones que recibió. De este modo, Villanueva se ha llenado por todo el pueblo de banderas arcoíris, con lo que ha supuesto una verdadera derrota a los intolerantes que no desean que la gente sea feliz sin molestar a nadie.

Si las palabras escritas pudieran reflejar un sonoro aplauso, yo les diría: “¡¡Bravo abuelos, pensabais que por vuestra edad ya no teníais nada que contar y, sin embargo, nos habéis dado una lección para que los temores o los prejuicios no nos impidan nunca que expresemos nuestras ideas en favor de la igualdad y la tolerancia!!

 

 

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