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Nueva entrega de EL HABLA ALBURQUERQUEÑA: Matajogaso, mataura, mijinina, mordajusto, minga…

Machovirolo se decía de las muchachas que eran “machungas”; un mangante era uno que robaba, un sinvergüenza o un vago; alguien era manguto (o chovo) cuando era zurdo; mansurrón poníamos a los animales cuando los acariciábamos demasiado; un maromo era un novio; un matajogaso era el cansancio por un hartón de trabajar; una mataura era una llaga… Se decía “mau” “maumau” cuando desconfiábamos de lo que nos decía alguien; masaroca les llamábamos a las mazorcas de maíz; un melindroso era un escrupuloso; la lluvia meona eran las gotas menudas que se desprenden de la niebla; decíamos merendisca para referirnos a la merienda; la mestura era una mezcla de algo (chorizo de mestura para cocinar o el casino de la Mestura); la mica o el mico era un orinal; se decía mijina o mijinina para referirse a poca cosa; la minga era el pene; ¡qué mogango tengo! significaba que se tenía sueño. La mollera o la motola se decía para referirse a la cabeza; un mordajusto era una persona poco sociable; ¡dame una mordiscá del bocata!, se comentaba para pedir un bocado; morgaños les decíamos a las arañas de patas finas y largas; un mostrenco era un perezoso.

Asimismo, la meula era un mirlo; una mitra era una bofetada; un morrá alguien muy bruto o torpe y una morterá una cantidad grande de dinero.

Estas son algunas de las antiguas palabras que se utilizaban en Alburquerque, muchas de ellas ya perdidas y desconocidas para los menores de 40 años, y es por ello que el trabajo de Eugenio López Cano de recopilarlas todas es muy importante. No obstante, esta especie de diccionario que estamos publicando en la sección CULTURA, está abierto a otras palabras que sugieran los lectores.

En esta ocasión, publicamos las que empiezan por la letra M.

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