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Nueva entrega de EL HABLA ALBURQUERQUEÑA: lacha, laña, langosto, láparo…

“No tienes lacha ninguna”, se decía antiguamente para referirse a que alguien no tenía vergüenza. “Cucha un langosto”, para decir “mira un saltamontes”. Ser laña o un lañusa se decía de aquel que era muy bueno jugando a los bolindres. Se está haciendo el longui, que era hacerse el distraído. Una lonja era, y todavía es en algunos pueblos como el nuestro, una tienda de comestibles. Un lámina era un avispado o un sinvergüenza. Un lamparón en la camisa era una mancha grande. El lumbral se decía al umbral de la puerta o lamber en lugar de lamer: ¡Qué bien peinao vienes; parece que te ha lambío una vaca”, se decía cuando uno llevaba aún el pelo mojado tras peinarse.

Una palabra curiosa es láparo, que antes se refería a un pícaro y ahora hay gente que cuando pide un cubata en un bar dice: “ponme un láparo”…

Estas son algunos de los vocablos que comienzan con la letra L y se incluye en el trabajo de investigación de Eugenio López Cano sobre las palabras ya en desuso o desaparecidas y que existían en Alburquerque.

En la sección CULTURA de esta edición digital de AZAGALA pueden seguir el diccionario entero desde la letra A hasta la L que incluimos hoy.

 

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