La imagen de todos los miembros de la corporación municipal puestos en pie aplaudiendo a Marisa Murillo cuando tomó en sus manos el bastón de mando que le corresponde como alcaldesa era impensable hace apenas unos días, y lo hubiera seguido siendo de continuar al frente del gobierno local el excalde. Pero las cosas han empezado a cambiar y de ahí la generosidad y el voto de confianza de Ipal a Murillo.
Tendremos tiempo de analizar estos hechos y las circunstancias que los han propiciado en el próximo número de la edición impresa de AZAGALA, en el que dedicaremos varias páginas a la intrigante, inquietante y apasionante legislatura que empezó ayer, incluyendo un artículo de opinión, titulado “La encrucijada de la alcaldesa”.
La sesión comenzó con la formalización de la mesa de edad, integrada por la mayor de la corporación, Magdalena Carrasco y el menor, Juan Carlos Prieto, un joven educado, sensato, socialista de siempre, al que le auguramos un buen futuro en política, y ojalá lo desempeñe en Alburquerque, porque hacen falta personas como él.
Tres de los ediles socialistas, la propia Marisa Murillo, Cipriano Robles y Josefa Alejo, llevaban en su ropa una chapa con la cara de Ángel Vadillo, mientras que Javier Blázquez, concejal de Ipal, llevaba un polo de Contempopránea.
Tras prometer sus cargos todos los concejales electos, dado que ninguno juró, se procedió a la votación secreta, y fue al abrir la urna cuando se constató que Ipal había votado por Murillo, para gran sorpresa de la propia alcaldesa y su grupo, y de todos los allí presentes, incluidos los que ejercíamos funciones de periodistas.
Como decíamos ayer, Manuel Gutiérrez, candidato de esta formación independiente, justificó la postura de su grupo como “un voto de confianza para Marisa Murillo y su equipo, con el fin de que haya un cambio, al menos en las formas, y exista armonía entre el gobierno y la oposición por el bien de Alburquerque y de la convivencia”.
Tras tomar el bastón de mando, Murillo se dirigió a los presentes asegurando que su equipo “continuará con la línea de trabajo de Ángel Vadillo para mejorar la vida de la gente, intentando resolver sus problemas”. Dijo que “el proyecto está sustentando por una mayoría que debe ser respetada”, y pidió que “la política se haga de manera constructiva para que ganemos todos y gane Alburquerque”.
La nueva alcaldesa criticó la decisión de la justicia de apartar a Vadillo de la política por estar actualmente cumpliendo una condena y sostuvo que “el gran valor de la democracia es que la soberanía se sustenta en el pueblo y, por tanto, debe ser el pueblo quien cambien y ratifique a sus alcaldes”. “No dejemos que nadie, nunca más, secuestre el derecho de la democracia de un pueblo”, añadió.
Finalizó diciendo que Vadillo, ausente de la sesión, “siempre será el alcalde de Alburquerque”.
Desde esta revista, su Consejo de Redacción y el Colectivo Cultural Tres Castillos que la edita, deseamos también suerte a la alcaldesa, a su grupo político y a la corporación en general, porque de ello depende el futuro de Alburquerque. Deseamos también que cambie la actitud de Murillo hacia este humilde medio de comunicación que, desde su creación en 2008, ha estado marginado, vetado y ha sido descalificado por quien, afortunadamente, ya no rige el destino de nuestro pueblo, y del que ya no volveremos a hablar nunca más tras el próximo número de AZAGALA.
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