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Cierra la cafetería-restaurante Machaco-Alameda

La cafetería-restaurante Machaco-Alameda ha cerrado sus puertas tras cerca de 10 años en funcionamiento. El establecimiento, ubicado en el lugar más privilegiado de Alburquerque, abrió a principios de 2010 tras adquirir la solvente firma hostelera alburquerqueña, Iniciativas Machaco, el antiguo Tegamar. Este último local había cerrado en diciembre de 2007 y, dado que se pedía una suma millonaria, nadie se decidía a quedarse con el mismo. Solo podía hacerlo Machaco, y lo hizo, en tiempos de crisis, con el sector de la hostelería atravesando un mal momento. Pero los hijos de aquel gran emprendedor que fue Ángel Gómez “Machaco”, recuperaron la vida para el centro de Alburquerque con la apertura de la cafetería-restaurante Machaco-Alameda.

Además de abonar una cifra enorme –incluso se habló de 500.000 euros-, los nuevos dueños del local hicieron una inversión muy importante para restaurar y remodelar el local, una obra que se prolongó cerca de un año.

Y, tal como hicieran con el hotel y el restaurante de la calle Pozo Concejo, tuvieron un gusto exquisito a la hora de darle un toque moderno a la nueva cafetería. Y eligieron un nombre oportuno y bonito: Alameda. Aunque en el gran letrero de forja de la fachada no podía faltar la firma que guía siempre los pasos de esta familia a la que Alburquerque le debe tanto: Machaco. Como homenaje a su inolvidable patriarca.

El comedor es una delicia, donde se conjuga la piedra antigua de la muralla, expuesta en una gran vitrina, con unos cuadros alegres y modernistas y una especie de tablero de ajedrez colorido.

Machaco-Alameda abrió el día del Padre (19 de marzo) -mejor fecha no podían elegir los hijos para dedicarlo a su padre- y, aunque en un principio, fue la citada empresa la que gestionó el establecimiento, acabaron alquilándolo a José Bozas, quien le dio un impulso importante, y quien ha terminado abandonando el proyecto.

Dada su posición estratégica, siempre tenía clientes, y su cocinero era realmente bueno, de hecho, uno de sus platos estrella, el codillo al horno con reducción de Pedro Ximénez, es el mejor que hemos probado nunca, sin olvidar otras delicias, y sus raciones de exquisitos y variados quesos de la extraordinaria marca local doña Leonor de Alburquerque.

Es evidente que ahora el local tendrá mucha demanda, porque se encuentra prácticamente nuevo, es amplio, luminoso, tiene un gran salón abajo, y su ubicación es inmejorable. Esperemos verlo pronto de nuevo en marcha.

A José Bozas le deseamos toda la suerte del mundo, ya que ha luchado mucho al frente del negocio, y a sus 10 empleados, la mayoría camareros muy competentes, que encuentren pronto un nuevo empleo.

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FOTO 1: Detalle del comedor de Machaco-Alameda, con un trozo de la antigua muralla de Alburquerque tras una vitrina.

FOTO 2: Imagen de la cafetería.

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