Según publicamos en su día en la revista AZAGALA de la mano del historiador Eugenio López Cano, en el refranero alburquerqueño hay dos menciones a las fiestas que celebramos a partir de hoy, y son: “Por Carrión deja la sandía y vete al melón”, y “En Alburquerque, la siesta y el calor empieza en la feria de mayo y termina con la de Carrión”.
Hoy, día de romería, es muy importante para los alburquerqueños, quizás más para lo que emigraron por los recuerdos de niñez y juventud que les traen. Por ello, vamos a reproducir hoy un artículo que escribió el citado Eugenio López, sobre estas fiestas.
“Carrión existe prácticamente desde la reconquista de Alburquerque, allá por los siglos XII o XIII, en cuyo tiempo se erigieron muchos templos en honor a Santa María. La primera noticia documental que se tiene de la “hermita de nuestra Señora de Carrión“, nos la sirven las primeras Ordenanzas municipales concedidas en este caso por el duque don Beltrán de la Cueva a los vecinos de esta Villa, allá por el último tercio del siglo XV, a cuyo Santuario acudían “en Romeria perssonas de toda Estremadura como del Reyno de Portugal“. Sin embargo no sería hasta 1746 cuando el Ayuntamiento reconoce a la Virgen de Carrión como Patrona de la Villa, treinta años después de que Portugal restituyera Alburquerque a la Corona de España.
El programa de festejos se desarrolla en dos puntos distantes: en Carrión, donde tienen lugar los actos religiosos-profanos, y en La Plaza, los restantes festejos tradicionales.
Aunque la feria se inicia oficialmente el día 8, festividad de la Patrona, es el 7 cuando en realidad se da el toque de salida con la romería a la ermita, en cuyo espacio acude gran número de alburquerqueños, así como de otros lugares.
La devoción que se le profesa a la patrona es muy singular, sobre todo en otros tiempos. Valga como ejemplo lo que nos cuenta en 1635 el historiador don Pedro de Tormes del Pilar y Montero, nacido en este Villa en 1586: “Por su devocion es visitado y frecuentado de muchas gentes, principalmente de portugueses, por estar una legua del reino de Portugal“, que “Por falta de agua, se va de la villa en procesión por esta Señora y por su intercesión jamás ha faltado rocío del cielo” y que en “el año de mil quinientos setenta y tres, hizo esta Señora muchísimos milagros“.
Hasta mediado el siglo XX, desde Alburquerque y otras localidades como La Codosera, Villar del Rey, Herreruela, Salorino, etc., los romeros llegaban a la ermita en carruajes engalanados y a lomo de caballerías enjaezadas; los más próximos lo hacían a pie, e incluso descalzos.
En ella tienen lugar diferentes actos: misa, procesión, rosario y ofrenda floral (religiosos), tiradas al plato, concurso ecuestre, suelta de vaquillas, juegos infantiles y verbena (profanos). Cada cuatro años, coincidiendo normalmente con el nombramiento del nuevo mayordomo, se traslada la imagen en procesión a Alburquerque. Durante su estancia en esta villa se le reza una novena, y a su término se la devuelve a su ermita.
La mayoría de los festejos que organiza el Ayuntamiento, que no difieren mucho de los que se hacían en otros tiempos, tienen lugar en La Plaza: coronación de la reina y damas de las fiestas, espectáculo taurino, concierto de la Banda Municipal de Música, pasacalles de la Banda de Cornetas y Tambores, verbenas, juegos infantiles, etc.
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TEXTO: Eugenio López-Cano, presidente del Colectivo Cultural Tres Castillos
FOTO 1: Carroza con alburquerqueñas y romeros a caballo./ LUIS FLECHA
FOTO 2: Baile en la puerta de la ermita. /ARCHIVO AZAGALA
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