Con una procesión por el casco histórico terminan esta noche los actos dedicados a la Virgen del Carmen, en cuyo honor se ha celebrado un novenario que termina hoy, festividad del Carmen.
Organizada por la Canónica Cofradía Ntra. Sra. del Carmen, la procesión parte de la iglesia de Santa María y baja por la calle del Carmen; seguidamente recorre la calle Derecha, sale por la puerta de la villa y recorre Antonio Cuéllar, plaza de España, y Aurelio Cabrera, para volver a penetrar en la Villa Adentro a través de la plaza de Armas, desde donde se dirigirá a la puerta de Valencia y subirá paralela a la muralla, entrara en la calle Cárcel y finalmente volverá al templo de Santa María.
Como bien escribió el investigador histórico Eugenio López Cano, en la edición impresa de Azagala, “el fervor a la Virgen del Carmen es tan antiguo, tan arraigado en la vida del pueblo que, a pesar de la falta de religiosidad y del poco esfuerzo que las autoridades religiosas le dedican, los devotos, en especial las mujeres, siguen siendo fieles a su Cofradía, cuidando de que no se apague el esplendor del que siempre gozó”. Y es que, en el libro “La vida en Alburquerque”, editado en 1901 con motivo de la entrada del siglo XX, don Pedro Martínez habla de las diferentes asociaciones católicas que existían en la villa, citando entre otras la de la “Virgen del Carmen”, de las más antiguas a juzgar por la Bula de Clemente X, expedida en Roma el día 12 de agosto de 1671 a favor de los cofrades del Carmelo, la cual se conserva en el archivo parroquial de Santa María del Mercado.
La Cofradía tiene como misión, entre otros fines, enterrar a los muertos cofrades y, en este caso, se coloca en el pecho del difunto un paño en cuyo centro lleva bordado el escudo de la Virgen del Carmen, el cual se pondrá posteriormente encima del féretro hasta que el cadáver es despedido a las puertas de la iglesia.
También solían recurrir a la Virgen del Carmen las embarazadas para rogarle que tuvieran una buena gestación, pidiéndole sobre todo que “el niño saliera bien”. Si así era, una de las primeras acciones tras los ocho días de reclusión después del parto, era la de escuchar misa, a ser posible en la iglesia de Santa María, y aprovechar para visitar la capilla de la Virgen que se encuentra en este templo. En concreto, esta capilla se erigió sobre el osario que en 1582 se ordenó levantar para depositar en él los restos de las sepulturas de esta iglesia. En 1997 se adecentó y volvió a abrirse al uso. A su espalda, en la ladera norte del castillo, arranca una vía dedicada a su nombre, la calle Del Carmen, que desemboca en la calle Derecha.
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TEXTO: Eugenio López Cano, de su obra Tradiciones y Costumbres Populares, publicada en AZAGALA.
FOTOS 1 y 2. Procesión de la virgen del Carmen en Alburquerque. ARCHIVO AZAGALA
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