Este año se ha cumplido el quinto aniversario de la muerte de nuestro colaborador más veterano Víctorio Román Centeno, al que dedicamos varios artículos en el número 55 de AZAGALA, uno de ellos, el Obituario, decía lo siguiente:
Victorio Román vivía unos días más felices de lo habitual en un hombre inquieto y participativo como él. El periódico Hoy había publicado en la contraportada, con foto en color, un reportaje dedicado a la iniciativa de este hombre de escribir a los presidentes del gobierno autonómico y del nacional. Era su merecido momento de gloria. Por ello, una vez que se vio reforzado por ser conocido a nivel regional, máxime cuando la emisora de radio Canal Extremadura le llamó para hacerle una entrevista, se puso manos a la obra para remitirle una carta al mismísimo rey de España, con el fin de hablarle de sus inquietudes y preocupaciones acerca de la difícil situación del país.
La última vez que le vi con vida estaba hablando con Joselino Mayo en la plaza de España, junto a Balanus. Por sus gestos, Victorio parecía muy entusiasmado. Tomé varias fotografías desde larga distancia y pensé en que seguramente me contaría el motivo de su conversación. Al día siguiente, sufrió una desgraciada caída en la calle Colón. No obstante, Victorio fue operado con éxito de su rotura de cadera y me telefoneó desde el hospital para decirme que lo estaban llamando desde una emisora regional de radio, pero no podía atenderles en su estado. Allí, dicharachero y amigable como era, mostró al personal sanitario, médicos y enfermeros, el periódico donde había aparecido el reportaje citado y la revista AZAGALA con su último artículo.
Luego todo se complicó y contrajo una neumonía en el hospital que acabaría tristemente con su vida. Maldita sea su fatal suerte.
Victorio Román tenía 92 años, pero parecía que le quedaba mucha vida por delante. Con su maleta aun llena de sueños y afanes, aquel viejino, como a él mismo le gustaba calificarse, se acercaba cada mes a mi casa y se sentaba un rato conmigo en el despacho que hace las veces de Redacción de esta revista. Me daba un escrito para que lo leyera y, una vez había terminado de hacerlo, me preguntaba: “¿Y esta, la echamos o no la echamos?” … Siempre aquel mismo interrogante para decirme si merecía la pena publicarla o no. Yo le respondía: “Por supuesto que la echamos”, y Victorio sonreía: “¡A ti todas te parecen bien!”. Y se levantaba de la silla para marcharse mientras yo le pedía que se quedara un rato. Y tanto la mesa de mi despacho como la camilla de su salita son testigos de conversaciones interesantes y comprometidas que jamás verán la luz.
Tras su muerte, hablé con Joselino Mayo y me desveló que Victorio le consultaba cómo hacer llegar una carta al Rey en aquella última conversación en la plaza de España.
Alburquerque ha perdido a un hombre muy mayor, pero incansable en su intento de que nuestro pueblo fuera mejor, valiente a la hora de defender las injusticias y comprometido en varias causas: la del fútbol alburquerqueño, la del Casino y la de la libertad de expresión a través de las páginas de esta revista, entre otras. Victorio era firme defensor de los valores del diálogo y la solidaridad, entregado a su familia y a sus amigos… Se marchó cuando aún tenía mucho que decir, muchas cosas que enseñarnos y contarnos a todos. Victorio era un viejino, pero estaba en la flor de la vida. Adiós amigo, y gracias, muchas gracias.
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TEXTO: Francisco José Negrete
FOTO 1: Victorio Román, escribiendo su artículo para AZAGALA en una “cuartilla” en su casa.
FOTO 2: Intervención de Victorio en el homenaje que se rindió a Francis Negrete en noviembre de 2007.
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